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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Petróleo por alimentos

A ver si se entiende mejor de esta forma la crisis de Irak (o Libia o Irán). Según estimaciones del Consejo Mundial de la Energía, del Anuario Estadístico de las Naciones Unidas o la Enciclopedía Británica, quedan en el planeta Tierra reservas verificadas de petróleo para menos de medio siglo al ritmo de consumo actual; es decir, suponiendo que los 5.700 millones de habitantes del planeta no aumentaran (de hecho se duplicarán antes de medio siglo) y suponiendo que no se diera el crecimiento económico-energético de entre un 2% y un 6% anual acumulativo (esto es, duplicar el consumo cada menos de medio siglo), y que los Gobiernos de todo el mundo siguieran planificando en sus respectivos países. Como muestra, el hecho de que en los últimos 35 años se ha consumido más energía que en toda la historia anterior de la humanidad.Si bien hay otras fuentes, el petróleo representa un 35% del consumo total mundial de energía; el carbón un 34%; el gas, un 19%; la energía nuclear, un 4%; la hidroeléctrica, un 4%, y la madera y biomasa, otro 4%. Las reservas de gas y uranio tienen duraciones estimadas inferiores a un siglo en esos niveles magros de consumo, y el carbón, entre un siglo y tres.

De todo este gran consumo, sólo se hace eléctrico un 13%, con lo que las alternativas de sustitución nucleares (suponiendo reservas que no existen) o renovables, que son de producción fundamentalmente eléctrica, obligarían a cambiar más del 80% de las estructuras industriales del planeta en tres décadas. O sea, imposible. De todas las fuentes, el petróleo es la de mayor "calidad" industrial, comercial y militar; esto es, es la que básicamente mueve el comercio, el transporte (terrestre, marítimo, aéreo) o los ejércitos.

Esto lo saben perfectamente los países más consumistas, que son EE UU y Canadá (el 5% de la población humana y el 25% del consumo mundial), Europa (el 8% y el 23%, respectivamente), Rusia y países cercanos (el 5% y el 17%) y Japón (el 2% y el 5%). También saben que el 70% de las reservas mundiales de petróleo están en países musulmanes que, siendo el 18% de la población del planeta, apenas consumen el 6% de la energía. Así que, en un rasgo de extrema generosidad, a los obedientes (Indonesia, Nigeria, Arabia Saudí) les permiten invasiones, genocidios (véase Timor), arbitrariedades y fanatismos islámicos, porque son "sus" fanáticos (véase Arabia Saudí). Y a los que intentan cualquier resistencia les ofrecen dos salidas: o petróleo por alimentos, eufemismo que quiere decir que se les llevan todo el fluido vital de la industria mundial y les conceden a cambio el derecho a comer poco y mal, o un programa como el que está en acelerada marcha para irreductibles que no terminan de entender que el petróleo es nuestro, aunque sea suyo.

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Las divergencias entre norteamericanos y europeos y rusos no son, en realidad, sobre si Sadam es malo o malísimo, o si tiene una centésima o una milésima parte de las armas de destrucción masiva que tiene Israel, sino sobre el destino de los últimos despojos petrolíferos.

Los muertos, de momento, los van poniendo árabes y musulmanes, a los que Occidente viste de fanatismo, integrismo y terrorismo para mejor exterminarlos sin problemas de conciencia; pero, de cualquier forma, está cantado que la madre de todas las batallas será entre los grandes cuervos petroleros del planeta. Al tiempo.-

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