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Córcega rompe el silencio contra la violencia

"Me avergüenzo de ser corso, señora Erignac; como corso que soy le pido perdón a usted y a sus hijos y me sumo a su dolor". Las expresiones de condolencia que varios miles de ciudadanos corsos depositaron ante la Prefectura de Ajaccio parecen testimoniar que el asesinato de Claude Erignac ha tenido el efecto de una catarsis entre los habitantes de la isla.Por primera vez la población corsa, poco fervorosa tradicionalmente ante el Estado francés, abandonó su proverbial tibieza y mostró resuelta y masivamente su rechazo al terrorismo y su solidaridad y adhesión a lo que la víctima representaba como primera autoridad de la Administración en la isla.

Por la mañana, en Ajaccio y Bastia, las capitales de los departamentos corsos del Norte y el Sur, y en todas las pequeñas poblaciones del interior de Kallistré -(la isla más bella) nombre dado a Córcega por los griegos antiguos-, el paro fue total entre las 10.00 y las 10.15. Comercios, bares, talleres y empresas públicas cerraron sus puertas y paralizaron toda actividad después de que las sirenas anunciaran estrepitosamente el inicio del duelo general.

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El único movimiento fue el desfile de los miles de ciudadanos que acudieron a la prefectura para homenajear a la víctima. Fue un grito silencioso de que también los corsos están hartos de esa tenaza formada por la mafia local y los grupos terroristas. Un gesto colectivo destinado a vencer el miedo, un paso para ganarse el derecho a la esperanza. El movimiento creado años atrás por un grupo de mujeres, viudas, hijas, hermanas, familiares de víctimas de esa violencia que se ha señoreado en la isla en las últimas dos décadas, son la punta de lanza de la protesta. Ellas fueron las primeras en testimoniar la resistencia ciudadana a aceptar resignadamente la muerte.

Sus testimonios, en estos años de enfrentamientos despiadados y fratricidas entre los distintos grupos nacionalistas, de venganzas personales y asesinatos dictados en los tableros de determinados intereses económicos de la isla, les valió entonces la crítica feroz de la publicación nacionalista Uríbombu (El eco).

Con miedo, con prudencia, con valentía, ellas dicen que van a seguir protestando y que van a seguir el ejemplo de los españoles y de los italianos. La reacción de los españoles ante el terrorismo de ETA es estos días en Córcega toda una referencia entre estas gentes cada vez más alarmadas.

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