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Las asociaciones sobrepasaron los límites de la "sana crítica"

El fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, comenzó la tarde parlamentaria dando explicaciones, a petición del Grupo Mixto, sobre las supuestas amenazas a las asociaciones de fiscales por las críticas que éstas habían vertido en torno a las sanciones de varios fiscales de la Audiencia Nacional.Cardenal desveló que el 21 de enero el jefe de la inspección fiscal, Juan José Zato, llegó a su despacho con la propuesta de abrir unas diligencias informativas sobre las declaraciones de algún fiscal de la Audiencia Nacional, en el sentido de que las sanciones que habían sufrido no tenían fundamento jurídico sino que obedecían a motivaciones políticas.

Cardenal se extendió en contar la escena y acabó por reconocer, en síntesis, que él le replicó a Zato en el sentido de que si aquellas declaraciones merecían una investigación, todavía más lo merecían las que habían formulado las dos asociaciones de fiscales. En su opinión, éstas eran "más graves" y sobrepasaban los límites de la "sana crítica".

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Los grupos parlamentarios, excepto el popular, le reprocharon que hubiese ordenado al jefe de la inspección fiscal que se pusiese en contacto con los portavoces de las asociaciones para llamarles al orden. Para la mayoría se trata, en definitiva, de una intromisión en el ejercicio de la libertad de expresión que consagra la Constitución.

Pablo Castellano, en nombre de Izquierda Unida (IU), le exigió que aclarase si había pedido a Zato que "pusiera firmes a las asociaciones de fiscales", y en una segunda réplica Cardenal aseguró que no recordaba si había utilizado esa expresión concreta, aunque en ningún caso había sido ésa su intención.

Amonestación

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Pero en su segunda intervención, Jesús Cardenal optó por dar lectura a las declaraciones que había hecho el portavoz de la Asociación Progresista de Fiscales (APF), Luis Castresana, y además de leerlas, las fue apostillando para intentar demostrar a sus señorías que el portavoz se había excedido en sus críticas. Luis Mardones, en consonancia con otros portavoces, le había afeado que utilizase el camino de "una amonestación de tipo colegial" y que lo único razonable era abrir un expediente si lo consideraba justificado o callarse.Andrés Ollero, en nombre del PP, trató de caricaturizar la situación diciendo que si todo el problema de la justicia es el fiscal general del Estado por esta actuación, "España no es que vaya bien, es que se sale".

Pero Ollero, aprovechó para lanzar una dura andanada contra Zato, sin nombrarle, al advertirle a Cardenal que había "pecado de ingenuo" porque -para advertir a las asociaciones no había enviado "una paloma mensajera sino un halcón mensajero" y remató su andanada recordando que quienes utilizan este tipo de aves "llevan un guante para evitar picotazos".

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