Mariscal dice que no toma partido por nadie

La ministra de Justicia, Margarita Mariscal de Gante, negó ayer que desde su departamento se tome partido por nadie. "No deja de sorprenderme", declaró en la Cadena SER, "que, después de confirmar unas sanciones muy serias, se siga diciendo que el Ministerio solamente defiende a un tipo de personas, entre las que se incluyen ésas que han sido sancionadas y cuyos recursos han sido desestimados. No obedece en absoluto a la realidad".Mariscal se refería a los casos de Ignacio Gordillo y Pedro Rubira, fiscales de la Audiencia Nacional a los que se sancionó, respectivamente, con un mes de suspensión de empleo y sueldo y 50.000 pesetas de multa por permitir que alumnos en prácticas elaborasen dictámenes y tuvieran acceso a los sumarios.

En cambio, al fiscal jefe, Eduardo Fungairino, y a la fiscal María Dolores Márquez de Prado, trasladada a la Audiencia de Madrid, se les anularon sendas multas de 50.000 pesetas también por haber ocultado pruebas relacionadas con el atentado de ETA contra José María Aznar.

Mariscal insistió en que lamenta la polémica surgida en torno al informe de Fungairiño contrario a que se investigue judicialmente la desaparición de españoles durante la dictadura militar argentina. En ese sentido, abundó en que tanto el propio Fungairiño como el fiscal general, Jesús Cardenal, han reiterado su condena de los crímenes cometidos entonces. Mariscal ha venido considerando "tal vez no afortunada" la frase de Fungairiño, de que las juntas militares "no pretendían sino la sustitución temporal del orden constitucional establecido" para "subsanar las insuficiencias de que ese orden constitucional adolecía para mantener la paz pública".

La ministra, que enfatizó que, "para la cantidad de temas conflictivos que resuelve, la Audiencia Nacional está suficientemente templada", mantuvo que la justicia penal y la laboral funcionan bien y que se están tomando medidas para que la contenciosa y civil se agilicen. Respecto del jurado, cree que es "excesivamente frívolo" decir que ha fracasado.