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Las nuevas leyes de Bosnia ahondan la 'limpieza étnica' que desencadenó la guerra

Varias veces al mes, la pareja formada por Borislav y Dusanka Birg se pasea ante su piso en Sarajevo y sacude con tristeza la cabeza. Abandonaron su hogar al comienzo de la guerra, en 1992, con tan sólo una maleta, y hace ya más de dos años que reclaman su antigua casa. Un examen del caso Birg y de otros similares sugeriría por un amplio consenso que la limpieza étnica en Bosnia-Herzegovina continúa, con la única diferencia de que ahora se realiza por métodos legales en lugar de mediante un conflicto armado.

Tras el fin de la guerra, en 1095, las dos nuevas entidades políticas establecidas en Bosnia (la República Serbia y la Federación croato -musulmana) han promulgado cada una leyes y regulaciones encaminadas a congelar el reagrupamiento de las comunidades y a obstruir el retorno de refugiados pertenecientes a minorías étnicas a lo que fueron sus hogares antes de la guerra.De ascendencia croata y serbia en una ciudad que ahora se compone de un 87% de musulmanes, el matrimonio formado por Borislav y Dusanka Birg ha entrado en un mar de papeleo y obvia discriminación étnica por parte de las autoridades locales. La petición que cursaron para que les devolvieran su casa fue denegada, su apelación ignorada y cuando trataron de ocupar su vivienda los militares casi asfixiaron a Dusanka para, finalmente, acabar echando de la casa a la pareja.

El pequeño piso de dos habitaciones es el único libre de los doce del edificio. Sus oscuro y decrépito interior es un símbolo de la fallida promesa del Gobierno bosnio de auspiciar el renacimiento de las muchas veces prometida sociedad multiétnica. Según un funcionario de la ONU que ha tratado de influir en este caso, Dusanka tiene problemas en Sarajevo por el simple hecho de "ser serbia". "El objetivo [de las autoridades] es conseguir que no regresen", agrega la misma fuente.

Estas leyes han obtenido un gran éxito. Menos del 9% de los 400.000 refugiados que han vuelto a sus hogares desde 1995 puede considerarse como minoría étnica dentro de sus comunidades. En consecuencia, los patrones de emigración posteriores al conflicto han reforzado el impacto producido por la guerra, complicando el deseo de los países occidentales de volver a la integración étnica anterior a la guerra.

La frustración internacional es muy grande. Con apoyo de EE UU y de varios representantes de la comunidad internacional en Bosnia, hoy se va a celebrar en Sarajevo una conferencia para mostrar el fracaso del Gobierno bosnio a la hora de permitir -y mucho menos promover- el reasentamiento de las minorías.

La conferencia establecerá una serie de fechas límite para que el Gobierno adopte nuevas leyes y resuelva los numeroso casos de disputas sobre viviendas, a la vez que permita a miles de refugiados volver a Sarajevo. Para asegurarse de que el mensaje es atendido, los diplomáticos norteamericanos y europeos planean amenazar con un recorte de decenas de millones de dólares en la ayuda a Sarajevo si los plazos no se cumplen.

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El objetivo de la conferencia es hacer de Sarajevo -cuya población antes de la guerra era aproximadamente un 50% musulmana, 27% serbia y 7% croata- un escaparate de la nueva Bosnia multiétnica. "Sarajevo es donde está la clave... Si se consigue resolver ese problema, se obtiene un efecto multiplicador", dice Andy Bearpark, diplomático británico que trabaja en tareas de reconstrucción y retorno.

Dos semanas para reclamar

El principal obstáculo para que regresen los refugiados es una ley bosnia de 1995 que daba a los antiguos residentes dos semanas para reclamar sus hogares después del 22 de diciembre de ese año, lo que significaba una fecha límite muy ajustada teniendo en cuenta que las diferentes facciones vivían aún en un clima de hostilidad abierta. Si no reclamaban, sus propiedades eran declaradas abandonadas y entregadas a otras personas. Debido a que esa ley no se publicó fuera del país, cientos de miles de refugiados se encuentran ahora sin ningún tipo de recurso legal. El Parlamento bosnio ha bloqueado el regreso de miles de refugiados a viviendas que pertenecían al Ejército yugoslavo antes de la guerra anulando contratos para la venta de esos mismos pisos a las personas que los ocupaban antes de la guerra. El Ejército bosnio ha declarado muchas de esas casas abandonadas y las ha transferido a veteranos de guerra.Fuentes de la ONU dicen que podrían señalar docenas de casos de serbios o croatas que han sufrido abusos debido a regulaciones y leyes arbitrarias, como es el caso de un hombre cuyos documentos no fueron aceptados por estar escritos en alfabeto cirílico, el usado por los serbios. Muchos pisos fueron denegados a sus propietarios porque acudieron el día equivocado a recoger las llaves; a otros les dijeron, de forma oficial, que sus casas eran inhabitables a pesar de que en ellas se encontraban viviendo musulmanes.

Responsables del Gobierno bosnio reconocen estar cometiendo errores, pero manifiestan que los representantes norteamericanos y de las Naciones Unidas los exageran. "Existe algo de tensión sobre esta conferencia debido a las estúpidas declaraciones hechas por la oficina de los representantes internacionales", dice Mirza Hajric, consejero del presidente bosnio Alija lzetbegovic.

Para Borislav Birg, que sigue contemplando desde a calle su casa, resulta frustrante ser un "refugiado" en su "propia ciudad" y haber sido fichado por la policía por hacer reparaciones en su propio piso. Mientras él y su mujer estuvieron refugiados en Suiza, en su vivienda fueron arrancados sanitarios, puertas y ventanas. "Hay que hacer algo", reclama. "No puedo vivir más tiempo en la calle dependiendo de parientes y amigos".

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