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Un artefacto explosivo destroza las oficinas de una compañía de trabajo temporal

Jan Martínez Ahrens

Un artefacto explosivo de fabricación casera estalló a las 5.30 de ayer en la sede de la empresa de trabajo temporal People, en la avenida de América, 33. La autoría del atentado, que devastó los bajos del local -donde se ubica una escuela de hostelería de la citada empresa-, se movía ayer entre sombras. La patronal del sector lo atribuyó a colectivos violentos contrarios a este tipo de contrataciones y lo vinculó a otras agresiones sufridas por estas empresas en Cataluña y el País Vasco. La policía, que carecía de pistas fiables, mantenía anoche abiertas dos líneas de investigación: la supuesta intervención de un trabajador próximo a la firma -extremo negado por ésta- o bien la intervención de algún elemento radical incontrolado. El estallido, pese a su potencia, no causó heridos.

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La primera incógnita que los investigadores de la Brigada de Información y de la Policía Científica trataban anoche de resolver radicaba en la hora del estallido. Este se produjo a las 5.30, momento en el que no había nadie en la oficina. Es más, los últimos empleados de la firma la abandonaron, según el testimonio de los directivos de People sobre las siete de la tarde del miércoles, es decir, unas diez horas antes de la explosión.Este dato dio pie a dos hipótesis: la bomba llevaba temporizador o bien había sido puesta por alguien cercano a la empresa. En el primer caso, la dificultad radicaba, aparte de la pericia técnica que requiere una bomba de esas características, en cómo había sido depositado el artefacto, de un kilo de peso y relleno de pólvora, en las oficinas. De hecho, la explosión partió de un servicio ubicado en los bajos del centro, un lugar compartimentado donde se imparten cursos de formación de hostelería. Para llegar hasta ese sitio, se requiere pasar por las dependencias de la firma, repletas de trabajadores.

En favor de esta primera hipótesis, sin embargo, jugaban dos factores: una confusa llamada a un medio de comunicación que reivindicaba el atentado en nombre de los autodenominados "comandos autónomos" y los ataques de que son objeto estas empresas.

La otra línea de investigación se basaba en las supuestas amenazas anónimas recibidas por un conflicto laboral en un restaurante anexo al local, donde se imparten clases y que también resultó afectado por la bomba. Relacionada con esta última hipótesis, figuraba la posibilidad de que alguien cercano a la empresa o con acceso a las llaves hubiese colocado la bomba de madrugada. "Eso es imposible, nadie de esta empresa ha podido hacer una cosa así", declaró un portavoz de People.

Fuentes policiales insistieron en que las investigaciones estaban aún poco avanzadas y se carecía aún de datos lo suficientemente contrastados para atribuir la autoría de la explosión.

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El estallido en la sede de People movilizó a la Asociación Española de Empresas de Trabajo Temporal, que arremetieron contra los "salvajes irracionales" que atacan "un sector empresarial legal y legítimamente establecido".

"Nuestra actividad da trabajo a 7.000 personas y pone a disposición de las empresas a más de 700.000 parados que buscan empleo. ¿A quién están agrediendo en esta ocasión? ¿A los que quieren trabajar y consiguen hacerlo por una vía legal, eficaz y además negociada con los representantes sindicales?", afirmó la patronal.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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