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"La música es un don del cielo"

Acaba de llegar de París, donde se ha grabado para un próximo disco su concierto en el Théâtre de la Ville. "Vivo en Veracruz, en la Colonia Campestre, cerca del aeropuerto. Ahí tienen su pobre casa", dice con una hospitalidad que sorprende. "La gente por allá es muy alegre, muy bullanguera".Graciana Silva, que se presenta hoy en España con una única actuación en Madrid (Círculo de Bellas Artes), comunica esa autenticidad de quienes se dedican a la música por necesidades del alma. Y habla con igual entusiasmo de sus canciones que de los platos que prepara. Al preguntarle por La iguana, una canción de su disco Sones jarochos (Corasón), cree que se le está pidiendo la receta culinaria y explica que se trata "de un animalito que se come bien sabroso. Allá se hace mucho el tamal de masa. Se cuece la masa y se le pone manteca de puerco y hojas de acuyo, a la que le dicen hierbasanta".

Los Portales son unas terrazas junto al puerto de Veracruz en las que la animación comienza sobre las 11 de la mañana y dura hasta la madrugada. "Yo voy con el arpa por ahí al hombro y los que están comiendo su buen pescadote o tomando me dicen 'a ver, negra, ven pa'cá y tócame un sonecito'. Y esta negra con ganas de tocar les dice 'bueno, pues vámonos".

Siempre empieza sus actuaciones con El siquisirí. Lo llaman ejecutivo porque es un son muy complicado con el que se descubre al buen arpista y al malo. Ella toca pausado y suave, acariciando el arpa. "Es un don del cielo. Aprendí líricamente porque no tuve un maestro. Salíamos mi papá y un hermanito chiquito y en cada lugar que llegábamos veía yo a otro señor tocar el arpa y ya iba yo agarrando otros modos". La primera vez que tocó en unas fiestas tenía 10 años: "Casi ni nos dejaban resollar del gentío. Nos ganamos 60 pesos. Los repartimos y me compré un par de zapatos, vestidos y una pila de cosas", recuerda.

El son, producto de la cultura mestiza, abarca buena parte de la geografía mexicana pero con diferencias según las regiones. El jarocho es el que corresponde a Veracruz y La bamba, su expresión más conocida, figura en el primer y único disco de La Negra Graciana. Lo grabó en 1994 en una casa en el campo. Con el disco en el mercado tuvo que superar su miedo al avión y viajó a Europa. "En Holanda se llenó de gente y al final se ponían a bailar los señorones grandes. A Inglaterra ya hemos ido tres veces", dice orgullosa. "Y aquí está Graciana con ustedes, en España, gracias a Dios".

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