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El austero arquitecto del 'big bang'

Hiroshi Mitsuzuka, de 70 años, forzado ayer a la dimisión por el escándalo en las entrañas de su ministerio, era hasta ayer en el más firme valedor de los planes de reforma económica y financiera emprendidos tras largas promesas por el primer ministro, Ryutaro Hashimoto.

Los dos políticos del Partido Liberal Democrático (PLD) soportaban juntos, desde la agudización de la crisis financiera nipona, en noviembre del ano pasado, severos ataques dentro y fuera del país contra su política económica.

En Japón se consideraban insuficientes las medidas de revitalización de la economía acometidas por Mitsuzuka y se dudaba de los efectos del programa de liberalización conocido como big bang.

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Desde el extranjero, Mitsuzuka había sido acusado de mantener un yen demasiado débil que ha podido agravar la crisis financiera en el sureste asiático. También se le acusó de ser incapaz de obligar a sus bancos a sanear las cuentas.

Reelegido en su cargo por Hashimoto tras las elecciones generales de octubre de 1996, estaba obsesionado con el control del déficit público nipón, del 6%. Una de las batallas que más le desgastaron fue la negativa a utilizar fondos públicos para estabilizar el sistema bancario. En su opinión, ese capital debería servir sólo para garantizar los depósitos de inversores individuales, nunca para tapar las deudas de la banca.

Mitsuzuka es un político con experiencia. Había dirigido los Ministerios de Transporte, Industria y Comercio y Asuntos Exteriores. Su incapacidad para controlar la corrupción de altos funcionarios en el seno del Ministerio de Finanzas ha desencadenado su caída.

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