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Un acusado del crimen de Arganzuela, detenido por secuestrar y torturar a un conductor

Jan Martínez Ahrens

La discusión de la que fue testigo y víctima el miércoles pasado el médico E. F. F. era bien sencilla: unos querían matarle en el mismo asiento de atrás y otros preferían encerrarle en el maletero y prender fuego al vehículo. El doctor se encontraba en manos de cuatro atracadores que le habían asaltado cuando conducía por el paseo de Recoletos. Arrancó entonces un infernal viaje de dos horas, durante el que le desvalijaron las tarjetas, le hicieron firmar cheques, le asestaron una puñalada en la pierna, le estrangularon con su corbata y finalmente, tras debatir cómo matarle, le dejaron libre. La policía ha detenido a dos de los supuestos autores de la agresión. Uno es Jamal R., que figura como acusado en el crimen de Arganzuela, en el que murió en mayo de 1996 de un navajazo en el pecho David Afonso Correira.

La detención de Jamal Rekkach, de 19 años, por su presunta vinculación con el secuestro del médico desató ayer una inmediata respuesta de Jóvenes contra la Intolerancia. Esta organización, personada como acusación en el proceso que se sigue por el crimen de Arganzuela, ya había criticado tanto la instrucción del caso, que no imputó a ningún detenido la autoría de la muerte, como al fiscal por acusar a los procesados únicamente de participar en una riña tumultuaria (lo que implica una pena de un año de cárcel).Estos hechos han dejado, según Jóvenes contra la Intolerancia, impunes a los autores materiales del crimen. "Jamal es uno de los principales sospechosos del asesinato. Y su detención demuestra la impunidad con la que ha podido moverse tras su participación en el crimen de Arganzuela", dijo el presidente de esa asociación, Esteban Ibarra. La detención de Jamal llegó tras una laboriosa investigación de la comisaría de Universidad. De hecho, el médico, tras su salvaje descenso a los infiernos, no se había atrevido a presentar denuncia. Sólo después de que se destapase que los asaltantes intentaban cobrar un cheque, accedió a narrarlo todo.

A medianoche del pasado miércoles, el hombre conducía su coche por el paseo de Recoletos. En un semáforo, siempre según la policía, fue asaltado por cuatro hombres. En el asiento delantero iba supuestamente Jamal, el más violento. Su objetivo: quitarle el dinero y sacarle el número secreto de sus tarjetas de crédito.

Para ello, le amenazaron de muerte, le golpearon y para rematar la faena, le asestaron una puñalada en la pierna derecha. Después de la cuchillada, el médico tuvo que dejar de conducir. Resultado: le tumbaron boca abajo en el asiento de atrás. Y cada vez que levantaba la cabeza, le propinaban un golpe para evitar que les viese al cara. Durante el trayecto, pararon el coche dos veces para sacar dinero de los cajeros. Obtuvieron 100.000 pesetas. No satisfechos, le registraron la cartera, donde encontraron un talonario de cheques y también información sobre su vivienda y su situación familiar: casado y con dos hijas.

El cobro del cheque

Estos datos fueron utilizados por los secuestradores para amedrentar al médico. Para reforzar la amenaza, le estrangulaban con el nudo de la corbata hasta el punto de que llegaron a hacerle perder el conocimiento durante unos minutos. Bajo esta presión, el galeno, aterrorizado, firmó cuatro cheques por valor de 100.000 pesetas cada uno. Eran las 3.30. Fue entonces cuando los secuestradores pasaron a discutir qué hacían con la víctima. Unos querían matarle allí mismo, otros encerrarle en el maletero y prender fuego al vehículo. Finalmente, optaron por abandonarle en el descampado donde estaban aparcados, próximo al parque Juan Carlos I.Esa misma mañana, un hombre intentó cobrar un cheque robado. El banco, alertado por la esposa de la víctima, avisó a la policía. Ignacio D.-T. F. fue detenido. El arrestado niega los hechos. El siguiente paso fue localizar al único secuestrador a quien el médico había visto la cara. Se trataba supuestamente de Jamal. El jueves fue detenido en la calle de la Montera. La policía busca ahora a los otros dos implicados.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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