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Los agentes que desalojaron el mercadillo de Santa Ana dicen que los apaleados fueron ellos

"No recuerdo...". Ésta fue la frase más oída durante la primera sesión del juicio que se inició ayer en la Audiencia de Madrid contra los cinco policías municipales (cuatro hombres y una mujer) acusados de desalojar brutalmente, en octubre de 1989, a los artesanos de la plaza de Santa Ana. Los procesados coincidieron en que los auténticos agresores fueron los artesanos y en que ellos se limitaron a defenderse. Sólo uno de los agentes, Ezequiel Antoranz, admitió sin ambages que propinó un golpe a un manifestante, pero después de que éste, dijo, le pegara a él.

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Los acusados indicaron que aquel día recibieron una orden verbal para evitar que los artesanos montasen sus tenderetes en la plaza. Sus testimonios, cargados de frases del tipo "no recuerdo bien", o "creo que...", apenas arrojaron luz sobre lo realmente ocurrido el 28 de octubre en la plaza de Santa Ana. La carga policial se produjo durante el mandato municipal del ex alcalde Agustín Rodríguez Sahagún (con Angel Matanzo como Concejal de Centro), y provocó más de una docena de heridos, entre agentes y artesanos. Está previsto que el juicio se prolongue toda la semana. La sesión de ayer se centró en las graves lesiones que sufrieron durante la carga los artesanos Luis Rojas y Alejandro Martín, golpeado por varios agentes en un portal.Los acusados -Soraya Benito, Francisco José Rosado, Roberto Rodríguez Castro, Cándido Albarrán y Ezequiel Antoranz- se enfrentan, por delitos de lesiones, a una petición del fiscal de 11 años de prisión, dos años y cuatro meses para cada uno. Los dos abogados de la acusación particular, Begoña Lalana y Manuel Valero, reclaman penas de hasta 10 años de cárcel por delitos de torturas, daños, lesiones y privación de derechos cívicos. Las defensas reclaman la absolución. Entienden que la actuación de los agentes se limitó a impedir que los artesanos instalasen sus tiendas dado que carecían de autorización (el Tribunal, Supremo declaró en 1996 ilegal la clausura del mercadillo).

Benito, Rosado y Rodríguez admitieron que entraron en el portal donde fue agredido Martí, pero negaron haberle llevado allí arrastrando y haber cerrado la puerta para golpearle. En el sumario constan fotografías captadas por periodistas en las que se ve a varios agentes (entre ellos, tres de los acusados) golpear con vehemencia a Martí.

Soraya manifestó que vio a Martí correr por la plaza y dirigirse hacia el portal por propia iniciativa. Y que cuando ella entró en el portal fue recibida a patadas. "Fui asistida en la casa de socorro", señaló. Indicó que, una vez en el portal, su actuación se limitó a sujetarle los pies. Añadió que varias personas entraron tras ella en el portal e intentaron agredirla, y que varios compañeros policías acudieron en su ayuda.

Los testimonios de los otros acusados sobre lo ocurrido en el portal fueron confusos y, en ocasiones, contradictorios. Rosado indicó que no recordaba si llegó a entrar o no en el portal. Otro acusado sí admitió haber estado allí e incluso ser quien cerró la puerta, pero añadió que lo hizo para defenderse de los manifestantes que le perseguían para agredirle.

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