Una fiesta total

. Noche de rock moderno y rotundo fue la servida por estas dos jóvenes bandas norteamericanas, ambas de la zona de California. Abría la velada el quinteto Incubus, que presentaba de modo sucinto las canciones de su segundo álbum, SCIENCE. Guitarras fuertes, la enorme presencia y sobriedad del cantante Cornelius yun corto, aunque intenso, repertorio, sirvieron para caldear el ambiente y dejarlo en el punto justode cocción para la salida de Sugar-Ray.

Los cabezas de cartel aparecieron como una tromba; un auténtico torbellino de diversión y ganas de conectar. Un alud de punk fuerte, variado y efectivo.. El grupo basa su propuesta en la labor de tres instrumentistas más las habilidades de un dj impresionante y la electricidad de un solista de los que ya no quedan.

Mark McGrath es capaz de cantar -ojo, no gritar-, echarse sus bailecitos y cometer luego toda clase de tropelías escénicas de esas que vuelven locos a la gente de seguridad en un concierto: se lanzó de cabeza al público un par de veces, izó a dos espectadores al escenario para que cantaran, amagó con trocitos de temas de- Queen, Backstreet Boys y hasta el Vamos a la playa, uoh, uoh.

Finalmente, tras robarle la guitarra a su auténtico propietario, se mezcló entre el público, recorriendo toda la sala para -pedir a los extasiados espectadores que aporrearan el citado instrumento. La cosa concluyó con uno del público tocando junto al resto del grupo, mientras éstos se partían de la risa.

En cuanto a lo musical, el material de su último álbum, Floored, y sobre todo un pedazo de single titulado Fly, hicieron las delicias del respetable, inmerso en una fiesta total.