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Tradiciones con truco

Leyendas y más de un equívoco se mezclan en las fiestas de San Sebastián y Alcobendas

San Sebastián de los Reyes y Alcobendas están separadas por una calle y sus fiestas patronales se celebran con cuatro días de diferencia: las de San Sebastián mártir, el 20 de enero, y las de la Virgen de la Paz, el 24. San Isidro, en Alcobendas (15 de mayo), y el Cristo de los Remedios, en San Sebastián (27 de agosto), han robado protagonismo a estos patrones invernales en torno a los cuales se han tejido tradiciones en algunos casos inventadas. Se habla de castigos y de milagros, de plagas y apariciones y al final la historia desmiente a la tradición.El origen de la fiesta de San Sebastián está claro: allá por 1490, 31 vasallos del señor de Alcobendas huyeron de su amo y se refugiaron junto a una ermita que estaba bajo la advocación de San Sebastián. Por eso el mártir es patrón del pueblo, y no el Cristo de los Remedios, como algunos piensan: "Las fiestas patronales son las de San Sebastián, aunque las del Cristo de los Remedios se celebran con más boato porque en la jerarquía religiosa es mayor un cristo que un santo, y por los famosos encierros", asegura Santiago Izquierdo, archivero de San Sebastián de los Reyes.

Los hay que creen que la presencia de la ermita de San Sebastián junto a Alcobendas se debía a una aparición, pero no es así: "Este santo es abogado de los apestados y tenía ermitas en muchos lugares", asegura el archivero. De hecho, el pueblo sufrió la plaga por aquellas fechas.

En San Sebastián también hay vecinos que ayunan el día anterior a la fiesta, y es que la tradición asegura que Dios fulminó a uno de los 31 fundadores, un tal Portarguero, hacia el año 1500, por ir a Alcobendas para poder comer carne, ya que todos los vecinos habían prometido "no comer carne ni pescado" para que San Sebastián les protegiera de la peste. "Parece evidente que es una leyenda, pero algunos han mantenido el ayuno", asegura Izquierdo.

En Alcobendas, los milagros de su patrona, la Virgen de la Paz, también han suscitado equívocos. Muchos creen que el milagro que se rememora el día 25 de enero es el de la pastorcilla manca a quien se le apareció la Virgen de la Paz en una higuera, devolviéndole la mano como pago a su devoción. Pero este suceso acaeció mucho antes -hacia el año 1000- del milagro que verdaderamente se conmemora, que ocurrió el 25 de enero de 1677, documentado y admitido por la Iglesia católica: "La Virgen hizo que el vino de una tinaja de diez arrobas propiedad de Juan Perdiguero Pelañosa no se acabara en dos días. En total, los vecinos sacaron más de 300 arrobas de vino de la tinaja", asegura Julián López, prioste de la hermandad de la Virgen de la Paz. La tradición añade que el señor del lugar, el conde de Puñonrostro, quiso desafiar a la Virgen y rizó el rizo metiendo una vara de medir en la tinaja para saber cuántas arrobas quedaban en ella después de que los vecinos hubieran sacado líquido a destajo durante dos días. Fue entonces cuando el vino desapareció. La tinaja del milagro se guarda aún. como oro en paño en una hornacina de la ermita dedicada a la Virgen.

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