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Ted Hughes evoca en un poemario su trágica vida junto a Sylvia Plath

La crítica británica define a 'Birthday Letters' como la obra maestra del autor

Isabel Ferrer

A la vida de Sylvia Plath, la poetisa estadounidense que se suicidó en 1963 a los 30 años de edad, le faltaba un testimonio esencial. Durante más de tres décadas, Ted Hughes, poeta británico laureado y uno de los autores más aclamados del país, había guardado silencio sobre su malograda convivencia. Los 88 poemas de su nuevo libro, Birthday Letters, acaban de romperlo ahora. Tal ha sido el ímpetu de sus recuerdos que el trabajo es calificado ya por la crítica como su obra maestra.

"No hay nada parecido a esto en la literatura. Es extraordinario y de una fuerza arrolladora". Andrew Motion, también poeta y crítico, que ha leído el libro a instancias del rotativo The Times, no ha escatimado halagos para con su colega. Como el resto de la comunidad literaria del Reino Unido, no esperaba que su prolongado hermetismo pudiera quebrarse con tal poderío. Hughes ha disfrutado siempre del favor de crítica y público pero la trágica muerte de su primera esposa había empañado su honor.Para el lector resultaba muy fácil culparle de la desaparición de una mujer adoptada en su momento por la causa feminista como un símbolo. Sylvia Plath era el paradigma de la luchadora abandonada en sus horas más bajas. Tras siete años de matrimonio y dos hijos, Frieda y Nicholas, su marido la dejó por Otra mujer, Assia Wevill. Por cierto que esta última acabaría también suicidándose. Plath, que arrastraba un largo historial depresivo y un intento anterior de acabar con su vida, abrió la espita de gas del horno el 11 de febrero de 1963.

Soledad

Hasta hoy, Hughes, que la conoció en la Universidad de Cambridge, no había hecho nada por rectificar la percepción popular sobre su vida en común. Fueron dos poetas brillantes que consumieron su pasión de mala manera. Así podrían resumirse los innumerables estudios publicados acerca de ambos. A los insultos personales -él fue recibido una vez en Australia con una pancarta donde era acusado de haberla asesinado con su desdén- ha llegado a sumarse la profanación de la tumba de la escritora, donde las letras con el apellido de él (legalmente seguían casados cuando ella murió) han sido arrancadas varias veces de la láplda para subrayar la soledad de Plath."Sin embargo, afirmar que el dolor infligido por los hombres la abocó a la poesía empequeñece su obra. Plath. era una acróbata verbal, arriesgarse era su lema y en ello basó su matrimonio", afirma desde las páginas del rotativo The Independent Ruth Padel.

La doble e irreconciliable imagen del paciente marido de una mujer imposible, o la de ésta como un genio poético abandonado, puede empezar a ser ahora enfoca da correctamente. Birthday Letters ha sido dedicado a sus dos hijos comunes y evoca su relación desde el momento mismo de su encuentro, en una fiesta. "Eras un nuevo mundo. Mi nuevo mundo. Así que ésta es América, me maravillé. Hermosa, hermosa América", rezan los últimos versos del poema que rememora la primera vez que hicieron el amor. La intimidad, tensiones y progresivo deterioro de una de las relaciones literarias más trágicas de este siglo son desgranadas luego con igual emoción, pero sin rencor. "Hughes ofrece una visión completa y vibrante de su vida con Plath", escribe Motion.

La obsesión de Sylvia Plath por su padre, el entomólogo Otto Plath, que murió de diabetes cuando ella tenía ocho años, envuelve también a Hughes. "Él ve cómo la pérdida del padre consume su propio amor. Al retratar su vida en común con tal detalle se explica, tal vez, lo inevitable de una frase como: "Las cosas del corazón simplemente suceden", concluye el crítico. En su opinión, el libro sobrevivirá a la sorpresa misma de su publicación.

Aparte del tono biográfico, la obra es técnica y literariamente "grande". "Nadie esperaba que el poeta abriera de tal modo su corazón", concluye Erica Wagner en The Times. "Ahora el relato de su trágico amor está completo".

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