Muro de las lamentaciones
El pasado 7 de enero me dirigí a un instituto de todos los españoles que no sirve para nada; y lo que me repugna no es que no tenga trabajo, sino que encima de que no lo tienes ahora han inaugurado 500 metros más allá otro, sí, el bonito Inem, con unos rótulos verdes gigantísimos y en una cuesta que, por llamarla algo, es el muro de las lamentaciones, porque otra cosa no creo que sea.Señores políticos, a esta sociedad no se le pueden poner trabas; dejad de gastar dinero en cosas nuevas. Los Reyes han pasado y os dejan edificios nuevos; a mí me toca sellar, como muchos jóvenes que esperan que el sellito rojo que se renueva cada tres meses haga efecto. ¿Por qué no reaprovechan el antiguo? ¿Es que ya no sirve?
Las colas de este país piden trabajo" señor ministro, no piden que las carreteras se arreglen ni que los ministros cobren todavía más de lo que ya cobran. Mi carta no es más que el testimonio de una sociedad que muy difícilmente garantizará seguridad social a los que- ahora somos jóvenes; pido, pues, desde estas líneas la garantía total de la Seguridad Social a los jóvenes que a los 20 años no la tienen cubierta; por tanto, libertad para todos, que todavía hay dinero sobrante del boom de los ochenta; un trasvase que tenga compuertas antes de que vengan las aguas, consiguiendo así una regulación del caudal. Estos me gustarían que fueran los Reyes y los de algunos jóvenes más de Ubrique.-
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