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Condenados a penas de entre 162 y 203 años los etarras que hicieron estallar un coche bomba en Santander

Los miembros de ETA Iñaki Recarte Ibarra y Luis Ángel Galarza Quirce fueron condenados ayer a penas que suman 203 años y seis meses de prisión, para cada uno de ellos, por haber hecho estallar un coche bomba al paso de una patrulla de la policía en Santander. La explosión del artefacto, accionado por Recarte con un mando a distancia, causó la muerte a tres personas y heridas a otras 20, además de cuantiosos daños materiales.La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional les ha considerado responsables, en calidad de autores, de un delito de terrorismo, tres asesinatos consumados, un asesinato frustrado, un atentado a agente de la autoridad con lesiones, siete delitos de lesiones y 11 faltas de lesiones.

Otros dos etarras, Gonzalo Rodríguez Cordero y José Gabriel Zabala Erasun, han sido condenados a penas que, totalizan 162 años de cárcel para cada uno de ellos. Ellos formaban parte del comando encargado de robar los coches para la banda terrorista, cambiarles las matrículas y entregarlos a los otros comandos operativos. Por ello han sido condenados por delitos de robo, como autores, y terrorismo, asesinatos y atentado, como cooperadores necesarios.

La sentencia aplica la agravante de premeditación a todos los delitos excepto el de robo, por ser inherente a él, "por la permanencia fríamente y durante algún tiempo en la resolución firme delictiva tras la deliberación reflexiva". Además aplica a algunos delitos la agravante de alevosía "por lo repentino e imprevisible del ataque".

Los cuatro han sido condenados a indemnizar con más de 150 millones de pesetas a las víctimas y a sus herederos.

El máximo tiempo de prisión será de 30 años, de acuerdo con lo previsto en el artículo 70 del antiguo Código Penal, más favorable para los condenados.

La sentencia declara probado que Rodríguez Cordero y Zabala eran miembros de ETA integrados en un comando destinado principalmente a sustraer coches que entregaban con explosivos a otros integrantes de la banda para ser utilizados en atentados. Ambos llevaron a Cantabria un Ford Fiesta y un Renault 21 que habían sido robados en San Sebastián, y en el primero trasladaron explosivos y metralla.

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Bomba con telemando

Los etarras Recarte, Galarza y una mujer, que la sentencia no identifica, recogieron los vehículos, y decidieron atacar a una patrulla policial con una bomba colocada en uno de los coches.Para ello dispusieron un artefacto compuesto de 25 kilos de explosivo -nitrocelulosa y exógeno- y 35 kilos de metralla, en su mayoría eslabones de cadena y un sistema eléctrico accionable por mando a distancia.

Recarte situó el Ford Fiesta con el explosivo en el cruce de la calle Albericia y la avenida de los Deportes, por donde tenía que pasar la patrulla mientras Galarza llegó al lugar en un ciclomotor, que al parecer, utilizaron después para huir hasta el piso en el que se escondían.

El 19 de febrero de 1992, cuando una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía regresaba a la base tras prestar servicio, Recarte accionó el telemando.

La explosión causó la muerte de Eutimio Gómez Gómez y su esposa Julia Rios, que paseaban por la zona, y la de Antonio Ricondo Somoza, que circulaba en un automóvil en sentido contrario al vehículo policial.

Los dos integrantes de la patrulla, el oficial Benito Saiz y Francisco Vega, resultaron gravemente heridos y les han quedado importantes secuelas del atentado. También resultaron heridas de gravedad otras cinco personas y varias más sufrieron diversas lesiones. La explosión Causó numerosos desperfectos en los inmuebles de los alrededores y destrozos en vehículos.

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