El Sinn Fein rechaza el plan de paz de Londres y Dublín pero no abandona el diálogo
El plan de paz para el Ulster cayó inesperadamente ayer en territorio incierto tras un categórico rechazo de los republicanos norirlandeses a la más reciente iniciativa de Londres y Dublín, que prevé la creación de un amplio mecanismo de consultas con los unionistas probritánicos. Calificando la idea contenida en un documento publicado la semana pasada como un "serio error", el Sinn Fein, frente político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), echó por tierra las esperanzas de concesiones para lograr un acuerdo antes de mayo.
"Nos vamos a oponer, con uñas y dientes, a todo intento del Gobierno británico para lograr un arreglo interno en el norte" declaró Martin McGuiness, jefe de la delegación del Sinn Fein en las conversaciones de paz que se celebran en Belfast. El plan prevé la instalación de una asamblea legislativa con sede en Belfast, que enviaría representantes a un consejo con potestades legislativas tanto en la República de Ir landa como en el Ulster, bajo control británico.
McGuinness arrojó un cubo de agua fría a las esperanzas de hallar una solución gradual pero veloz, en el Ulster en el curso de una entrevista con la BBC. Expuso con inusitada vehemencia la oposición republicana a la creación de una asamblea legislativa, en la que católicos y protestantes tendrían teóricamente que compartir poderes, afirmando: "[La ideal ha caído muy mal en el seno del Sinn Fein". Pero en un intento por aplacar los temores de un colapso total de las conversaciones de paz, el carismático número dos del partido subrayó que el Sinn Fein no abandonará la mesa de negociaciones.
Sus palabras entrañan un serio retroceso para un plan trabajosamente hilvanado por Londres y Dublín y presentado por el ex senador demócrata norteamericano George Mitchell. El IRA, que ha criticado oblicua pero tenazmente todo el proceso de paz, insiste en que cualquier solución debe partir de un total e inmediato repliegue de las tropas británicas en el Ulster y de la unificación de la isla.
Sorprendidos, los probritánicos sólo atinaban anoche a denunciar "maniobras republicanas para obtener ventaja en las negociaciones". David Trimble, líder del Partido Unionista del Ulster, principal fuerza política en Irlanda del Norte, había abrazado el proyecto, no sin reclamar aclaraciones. Para Trimble, las decisiones del consejo deben ser aprobadas tanto por la asamblea de Belfast (donde tiene mayoría) como por el Parlamento irlandés. Algo que los republicanos considéran demasiado aparatoso y potencialmente dañino para un rápido tratamiento de sus prioridades políticas.
McGuinness insistió también en que los unionistas deben aceptar el establecimiento de mecanismos de diálogo directo con el Sinn Fein "ya que de otra manera las negociaciones pierden todo sentido". Desde 1996 y hasta el momento, Trimble mantiene sus comunicaciones con los republicanos a través de Mitchell, ventilando el mismo viejo argumento: "Es imposible hablar con terroristas".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.