Nueva ave que surcará la sierra norte

La sierra norte de Madrid está de enhorabuena. Si nadie lo remedia, una nueva ave surcará por su valle. Un ave veloz, cuya velocidad de crucero, en principio, será,,, de 220 kilómetros por hora, pudiendo alcanzar, incluso, hasta los 300 kilómetros por hora.Esta ave efectuará su migración varias veces al día hasta llegar a Valladolid, pasando primero por Segovia. Es una lástima que, pese a su velocidad, esté tan mal orientada, pues, para ir a Valladolid, su camino sería por la carretera de A Coruña, tal y como discurre en la actualidad. Incluso para ir a Segovia, tampoco tendría que discurrir por la zona noreste de la provincia de Madrid, pues obliga, tal y como se ha proyectado, a realizar un giro de 120 grados en las inmediaciones de Somosierra para ir en busca de la anhelada Segovia. Esta falta de orientación para llegar a ambas capitales supondrá al erario público un sobrecoste en su ejecución, debido a la mayor longitud de su crucero, perdiendo además el motivo esencial por el cual se creó, es decir, la velocidad media para alcanzar su objetivo. A mayor distancia, mayor tiempo.

En principio parece que los ingenieros autores del estudio lo justifican, al considerar que el paso por donde discurrirá es la zona por donde menor impacto ambiental producirá el tren de alta velocidad. Se atreven incluso a afirmar, sin temor al ridículo, que se procurará en épocas de apareamiento hacer el menor ruido posible, para no perjudicar así el medio ambiente. Sin embargo, el simple estudio del proyecto expuesto asegura el verdadero impacto que producirá. En efecto, nada más salir del túnel proyectado en Canencia, el tren debe sortear el río Lozoya. Para conseguirlo se pretende construir un viaducto, cuyo rasante discurrirá, exactamente y según consta en el perfil longitudinal proyectado, a 55,296 metros de altura, con una longitud entre estribos de 1.780 metros. Es decir, se construirá un edificio de 18 alturas con casi dos kilómetros de fachada. Quien conozca el valle del Lozoya, tanto desde su entrada por la carretera de Burgos como bajando desde Navacerrada, comprenderá con exactitud el verdadero impacto que esto supondrá. Tampoco se especifica con claridad dónde se producirán los vertidos de los áridos producidos por la construcción de los tres túneles proyectados, aunque se presupone que éstos se vertirán en sus inmediaciones, es decir, nuevamente, en pleno valle.

Pero el problema se agrava aún más, pues el trazado encierra literalmente a poblaciones como Pinilla de Buitrago, villa que quedará entre uno de los pantanos que nutren de agua a la corte de Madrid y la construcción que se pretende, la cual discurrirá a menos de 250 metros de la población. Ello imposibilitará el desarrollo industrial de la zona.

Lo más irónico resulta de que la mayor parte del trazado discurra por zonas especialmente protegidas por la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Regional de la Comunidad de Madrid-