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LA LUCHA CONTRA ETA DIEZ AÑOS DEL PACTO DE AJURIA ENEA

Ardanza afirma que ETA es un problema de los vascos y no un conflicto entre Euskadi y el Estado

El presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, aseguró ayer en su discurso conmemorativo del décimo aniversario del Pacto de Ajuria Enea que el problema de ETA no estriba en las reivindicaciones de los terroristas, sino en que intenta "imponerlas por la fuerza" de forma "incompatible con la democracia". Por ello, dado que no es un problema de nacionalismo sino de democracia, en opinión de Ardanza el conflicto terrorista "no es una confrontación entre el Puelo vasco y el Estado español", sino un "conflicto interno a la sociedad vasca". "ETA es un problema nuestro, de los vascos, y sobre nosotros recae, antes que sobre ningún otro, la responsabilídad de su solución", proclamó el lehendakari.

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Todo el discurso del jefe del Ejecutivo vasco giró en torno a la idea de la responsabilidad: la de los vascos para resolver el problema de la violencia; la de Herri Batasuna, como representante de la izquierda abertzale, para emplazarla a que se abra al diálogo, y la de los firmantes del Pacto para mantener el espíritu y la lealtad que inspiraron su nacimiento.El lehendakari comenzó su discurso recordando que el Acuerdo de Ajuria Enea nació en un momento en que ETA había recrudecido su actividad terrorista -"eran los tiempos de Hipercor y del atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza"- y se hacía necesario un referente común para afrontar el problema de la violencia. Diez años después, el Acuerdo goza de plena vigencia y solidez, pese a los "incumplimientos y deslealtades" que, en su opinión, han jalonado su existencia y que se han debido al uso partidista o electoralista del acuerdo que han hecho sus firmantes, o a los intentos de imponer soluciones unilaterales. Pese a ello, las quiebras en la unidad del Pacto "no han sido capaces de poner en entredicho la validez de sus contenidos". No quiso abundar en las quiebras para hacer de su mensaje "una llamada a recuperar actitudes de consenso y a relanzar la operatividad del Acuerdo".

En opinión de Ardanza, el Pacto de Ajuria Enea se deriva de un razonamiento muy simple: "El del respeto escrupuloso a la voluntad del Pueblo vasco". De dicha premisa, según el jefe del Ejecutivo vasco, se deriva una conclusión clara: ETA no respeta la voluntad del pueblo vasco porque trata de imponer por la fuerza sus reivindicaciones, "por radicales que sean o por aceptables o inaceptables que resulten para unos u otros".

Por ello, prosiguió el lehendakari si "el problema de ETA es un problema de democracia y no de nacionalismo" nos hallamos ante "un conflicto interno a la sociedad vasca" y no ante "una confrontación entre el pueblo vasco y el Estado español". "ETA es un problema de los vascos y sobre nosotros recae la responsabilidad de su solución", afirmó.

Ardanza recordó que, a este respecto, el Pacto de Ajuria Enea menciona la existencia de un "contencioso" que algunos de sus integrantes dan por resuelto y otros no. En cualquier caso, señaló el lehendakari, el pueblo vasco ya se ha hecho cargo, "libre y legítimamente", de ese contencioso y la violencia de ETA no hace sino obstaculizar "ilegítirnamente" su solución.

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Sin embargo, sí guardó un papel para Herri Batasuna, a la que emplazó a hacer su tarea como legítimo representante de la izquierda abertzale: "Sólo ellos (por HB) y nunca ETA podrán ser admitidos a un diálogo productivo y resolutivo. A HB corresponde reclamar de ETA que desbloquee la situación y abra de verdad las puertas al diálogo". Ahora bien, pese a dejar clara la voluntad del Pacto de propiciar ese "final dialogado" de la violencia, Ardanza dejó claro que para llegar a ese punto ETA debe dar "muestras inequívocas de querer abandonar la violencia" porque lo contrario "equivaldría a provocar fracaso y frustración".

El lehendakarl emplazó a los actuales responsables de gestionar el Pacto, a actuar con el mismo espíritu y lealtad de sus fundadores, empezando por la reunión del próximo viernes: "A partir de ese día, dijo, deberemos dar muestras a la sociedad de que realmente estamos a la altura de sus demandas y de nuestra responsabilidad, porque nosotros sí queremos dar una oportunidad a la paz".

Refiriéndose al Estatuto vasco como instrumento para abordar el "contencioso", el lehendakari fue tajante al afirmar que la mención a su desarrollo en el texto de Ajuria Enea "no es un sobreañadido al espíritu del Acuerdo ni una contrapartida a cambio del compromiso en la lucha antiterrorista. Quien así lo vea, -"y hay quien así lo ha visto"-, "se equivoca de plano y con malevolencia". La exigencia de pleno y leal desarrollo del Estatuto forma, dijo Ardanza, parte esencial del Acuerdo".

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