La grúa municipal se lanza a la caza de 46.000 coches más que en 1997

Madrid - 10 ene 1998 - 00:00CET

, Las 125 grúas que circulan por Madrid se han lanzado desde el primero de enero a una carrera destinada a atrapar 46.000 cohes más que durante 1997. Ésta es la previsión que figura en los presupuestos elaborados por la empresa encargada de gestionar este servicio, Emitra, participada en un 40% por el Ayuntamiento. A lo largo de 1998, y según este escrito, se retirarán alrededor de 233.000 automóviles. Unos 638 al día de media, un ritmo frenético que dinamita la cifra del año anterior, que no pasó de 187.000, unos 512 automóviles por jornada. Si se cumple la pretensión de Emitra, y otros años se ha cumplido, la grúa apresará este año un 23% más de automóviles que en 1997.

El concejal de Circulación, José Ignacio Echeverría, del PP, está convencido de que estas previsiones "se van a llevar a cabo".. Y lo explica: "Están en marcha novedades que van a hacer posible este plan". Entre éstas se cuenta la incorporación de cámaras de vídeo a las grúas para que los policías puedan multar por control remoto y la creación de una unidad de 60 agentes motorizados encargados exclusivamente de colaborar con Emitra. Este batallón de policías peinará las zonas de la ciudad en las que existan más coches incorrectamente aparcados a fin de adelantar terreno. "Irán por delante de la grúa para ir descubriendo y denunciando coches", advierte el concejal de Circulación.

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Otro de los inventos del edil de Circulación consiste en conectar todas las grúas con la central y dotar a las unidades del instrumental necesario para que en cualquier momento se sepa en qué lugar está cada una.

Todo el dispositivo estará informatizado. El objetivo es claro: poder avisar a la grúa mejor situada en la ciudad a fin de que se tarde lo menos posible en retirar un coche determinado. Todo esto se pondrá en marcha a lo largo de este año, excepto las cámaras de vídeo, asunto aún "muy verde", según Echeverría. Otra novedad: en el mes de marzo, según las previsiones del Ayuntamiento, entrará en vigor la nueva ordenanza de circulación aprobada en diciembre. A partir de entonces, los vehículos de Emitra actuarán en la zona ORA, territorio hasta ahora vedado a las grúas.

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Crítica socialista

"Iremos, sobre todo, a por los coches en doble fila", advierte el Ayuntamiento

Morales augura "un desastre" cuando empiece a funcionar la nueva ordenanza de circulación. "Las grúas podrán entrar en territorio ORA, pero a los ciudadanos no se les habilitan los instrumentos para aparcar bien, no se ponen parquímetros, con lo que el automovilista tendrá que ir a por el boleto a un estanco. El PP hace una ley que no se puede cumplir", pronostica.El edil de la oposición sostiene que para que Emitra cumpla sus previsiones "será necesario que el Ayuntamiento ponga en marcha de verdad todas las innovaciones que pregona, incluyendo lo de las cámaras de vídeo en las grúas". El concejal socialista advierte que si Emitra atrapa más coches, "necesariamente la grúa tendrá que bajar de precio, ya que no se puede cobrar más de lo que cueste el servicio". El PP lo ve al revés: hace tres meses decidió que la grúa redujera la tasa por recuperar el coche en 1.500 pesetas a partir del pasado 1 de enero (ahora cuesta 16.000), pero a cambio de que se atraparan mas coches. Morales argumenta que es "indignante que un servicio como la grúa se regule no como instrumento para ordenar el tráfico, sino como una empresa privada cuyo objetivo es recaudar más y más dinero".

A pesar de la reducción del precio de la grúa, recuperar un coche mal aparcado que ha sido retirado de las calles cuesta más en Madrid que en cualquier otra ciudad grande de España. Por ejemplo: la grúa vale en Barcelona 14.000 pesetas; en Bilbao, 8.500, y en Sevilla, 7.000. El equipo de gobierno del alcalde, para abaratar el precio de este servicio, también piensa en utilizar como depósitos de coches retirados algunos de los aparcamientos públicos de concesión municipal que se encuentren vacíos.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca

Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.