El director Zubin Mehta cumple con el rito en el concierto de Año Nuevo
Las entradas para el concierto de 1999 ya están agotadas tras un sorteo
La gorra roja que se colocó de repente el director de orquesta Zubin Mehta, durante el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, pertenece al uniforme que usaban los súbditos ferroviarios durante la monarquía austriaca. No hay que buscar aqui una simbología, sino hacer caso al público austríaco, que bien sabe que la gorra no viene a cuento: es parte del rito de Año Nuevo, de romper la solemnidad con una u otra picardía sorprendente.
Con los valses de Strauss, Austria no sólo está estrenando el año nuevo, sino también el periodo carnavalesco -aquí llamado Fasching- que concluye el miércoles de ceniza, y aquí es más prolongado que el carnaval. Los festejos comienzan ahora con bailes de salón que ayudan a olvidar el frío del invierno a ritmo de vals. Aunque fueron las tradiciones locales la cuna del Concierto de Año Nuevo, que viene realizándose desde el 31 de diciembre de 1939, el espectáculo más popular de la Filarmónica de Viena ha pasado a ser un evento de valor universal, dirigido a promocionar una buena imagen de Austria en el extranjero. La versión grabada en disco estará lista para la venta, como cada año, en la próxima semana, y las ventas aportarán otro disco de oro a la Filarmónica.Ya están agotadas, a partir de hoy, 2 de enero, las entradas para el Concierto de Año Nuevo de 1999. Son tantas las solicitudes que llegan a tiempo, que no queda más remedio que seleccionar a los afortunados por sorteo. El gran público siguen siendo los telespectadores de países muy lejanos, como la China, y este año por primera vez, la India, que se ha sumado al total de 40 países que reciben el concierto vía satélite. A diferencia de quienes presenciaron en vivo el gran eventoen la sala 'Musikverein, acompañando con las palmas La Marcha de Radetzky, los telespectadores no sólo tuvieron la ventaja de ver de cerca los rostros de los Niños Cantores de Viena, sino sobre todo las versiones bailadas de los valses.
Aunque la transmisión del vals Los bombones vieneses fue defectuosa, con algunos huecos de sonido, sirvió para dar a conocer el Semperdepot, un edificio de fin de siglo, construido para taller y depósito de las escenografías de los grandes teatros de Viena, y dedicado hoy a exposiciones y conciertos.
Escenarios reales
Mientras que este baile fue previamente filmado, el Vals del Danubio Azul, también dirigido por el coreógrafo Heinz Spoerli, fue transmitido en directo desde el gran salón de la Biblioteca Nacional de Viena, una obra magistral del barroco austriaco. Más que los bailarines, este año se han lucido los vestidos diseñados por Christian Lacroix y la espectacular arquitectura de ambos escenarios reales.La Filarmónica de Viena comienza el año en una gira con Lorin Maazel. El 17 de enero actuará en Las Palmas de Gran Canaria, el 18 en Tenerife y el 20 en Madrid.
Babelia
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