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Funcionarios holandeses compraron en bienes judíos robados por los nazis

El Banco Central Holandés, el Archivo General de Amsterdam y varios ex funcionarios del Ministerio de Finanzas están implicados en la compra de bienes y oro robado a los judíos deportados durante la II Guerra Mundial. Según investigaciones periodísticas, todos ellos adquirieron durante la guerra y a finales de los sesenta objetos que había requisado el banco alemán Lippmann-Rosenthal (Liro), a bajo precio.

El escándalo estalló hace unos días cuando De Groene Amsterdammer, una revista de Amsterdam, publicó que unos estudiantes que vivían en una casa en el centro de la ciudad habían encontrado en el ático los archivos del banco. Originariamente judío, el Liro fue tomado por los nazis en 1941 y utilizado para requisar y vender los bienes y objetos de valor que quitaban a las familias antes de enviarlas a los campos de concentración. Durante la ocupación nazi vivían en Holanda unos 140.000 judíos y más de 100.000 desaparecieron durante la guerra.

Las miles de fichas encontradas fueron, al parecer, olvidadas por la sección del Ministerio de Finanzas que al finalizar la guerra se encargaba de investigar las reclamaciones de los judíos, cuando en los años setenta se trasladaron de edificio. Hasta ahora nadie ha podido explicar cómo pudo quedar abandonada la documentación que el ministerio daba por destruida hace muchos años.

En las tarjetas ahora aparecidas los alemanes escribieron con todo lujo de detalles entre 1941 y 1945 los nombres y las direcciones de las personas, los objetos que les requisaron y la fecha y datos de particulares, entidades y organismos holandeses a los que posteriormente se vendieron. En su mayor parte se trataba de objetos de poco valor, oro y plata en pequeñas cantidades y joyas, pinturas, alfombras y otras cosas personales.

Compras por sorteo

Basados en esta documentación, cuya aparición provocó una gran conmoción en Holanda, la misma revista ha denunciado que en 1968 se permitió a más de 60 funcionarios del Ministerio de Finanzas que adquirieran parte de esas joyas robadas a precios de saldo. Estos funcionarios pertenecían a la oficina que se encargaba de realizar las investigaciones sobre los bienes de los judíos desaparecidos durante la contienda y gestionar las reclamaciones. Se trata, en su mayoría, de pequeñas joyas, relojes o cucharillas que los trabajadores pudieron adquirir al precio al que se habían tasado en 1958. Según la revista, en ocasiones se determinó por sorteo cuál de los empleados podía comprar los objetos y cuáles podía comprar.El ministro de Finanzas, Gerrit Zalin, que ha descrito el asunto como "escandaloso", ha reconocido que los informes parecen ser ciertos y fundados. En una carta dirigida a la Cámara baja ha asegurado que se realizará con carácter inmediato una investigación sobre lo ocurrido que permita identificar a los responsables y ya se ha designado a la persona que va a encabezarla. El asunto ha adquirido una mayor dimensión después de que otra revista, Vrij Nederland, basándose en el mismo archivo, saliera a la calle con nuevas revelaciones.

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Según sus investigaciones, el Banco Nacional y el Archivo de Amsterdam fueron también compradores de bienes judíos, todavía durante la Guerra Mundial. El banco adquirió oro y una colección numismática compuesta por 32 monedas, mientras que el Archivo de Amsterdam se hizo con dibujos antiguos y aguafuertes. La publicación asegura que las cosas de más valor fueron enviadas en su mayor parte a la compañía alemana de metales preciosos Degussa, que tiene sede en Francfort. Ambas instituciones han mostrado su disposición a realizar las investigaciones necesarias.

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