Miles de indígenas de Chiapas huyen de sus comunidades en medio de un clima de pánico
El pánico se ha apoderado de las comunidades indígenas del municipio de Chenalhó, en el Estado mexicano de Chiapas. La matanza de 45 personas el pasado lunes en la aldea de Acteal, atribuida a un grupo armado vinculado al gubernamental Partido Revolucionario (PRI), ha impulsado a 4.000 tzotziles a abandonar sus hogares. A lo largo de las carreteras cientos de familias caminan en busca de un refugio, a veces con sus cosecha de café al hombro. Algunas han llegado a San Cristóbal de las Casas. Otras han sido trasladadas por el Ejército y la Cruz Roja a la comunidad de Polhó.
Otra vez los refugiados de Chiapas. Otra vez las familias indígenas huyendo bajo la lluvia, cargadas de niños y bultos. Las mismas imágenes se repiten desde enero de 1994, cuando miles de personas abandonaron a pie sus comunidades de la Selva Lacandona tras el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).Ahora es en la región de Los Altos, en el municipio de Chenalhó. La matanza de Acteal, cuyas principales víctimas fueron mujeres y niños, llevó al paroxismo la violencia que azota la región desde hace varios meses, y que enfrenta a comunidades simpatizantes y adversarias de la guerrilla. La detención de 40 personas, entre ellas el alcalde priísta de Chenalhó, Jacinto Arias, ha despertado el temor a una venganza de sus partidarios.
Desde hace dos días, miles de indígenas se han echado al monte. La mayoría proceden de comunidades vinculadas al EZLN. Poco a poco se han ido concentrando en la aldea de Polhó, donde se estableció en el pasado mes de abril "un municipio rebelde" enfrentado a las autoridades "constitucionales" de Chenalhó. El propio Ejército ha trasladado allí a las familias que encuentra en los caminos. A Polhó han llegado también, paradójicamente, centenares de personas que simpatizan con el PRI.
Guerra de baja intensidad
El miedo sobrepasa la filiación política de los tzotziles y pone de manifiesto el clima enloquecido que se vive en la región. Los testimonios recabados por la Procuraduría mexicana a raíz de la matanza dan cuenta de una larga tradición de enfrentamientos entre varias familias de caciques indígenas.Por su parte, la diócesis de San Cristóbal de las Casas, que encabeza el obispo Samuel Ruiz, y numerosas organizaciones no gubernamentales acusan al Gobierno de orquestar una "guerra de baja intensidad" mediante "grupos paramilitares" para acabar con las bases zapatistas.
Las autoridades y otras asociaciones agrarias de la zona hablan en cambio de "grupos armados" pertenecientes a los dos bandos, y esgrimen las siniestras estadísticas: en la región de Chenalhó, la mayoría de la veintena de muertos registrados entre octubre y diciembre en los choques entre zapatistas y priístas eran simpatizantes del partido gubernamental.
"Hay gente armada que se toma la justicia por su mano. Y mientras el Gobierno de Chiapas está feliz de que los indígenas nos partamos la madre entre nosotros", declaraba recientemente Manuel Anzaldo, líder del Frente de Trabajadores Agrícolas de Los Altos de Chiapas.
Aparte de lo que determinen las investigaciones en curso, de lo que cabe duda es que las autoridades han dejado que el conflicto se pudra. Numerosos sectores sociales y políticos piden la cabeza del secretario de Gobernación (ministro de Interior), Emilio Chuafflet. En una conferencia de prensa ofrecida el viernes, Chuayffet aseguró que el Gobierno ha tomado muchas medidas para frenar la violencia, entre ellas el decomiso de armas en la región. Los efectos, desde luego, no se han notado.
La comisión legislativa que media -en las negociaciones de paz entre el Gobierno y el EZLN tenía previsto visitar hoy la zona para recabar información de primera mano. Según los legisladores, la sola firma de los acuerdos de paz no basta para pacificar una región que "está demasiado contaminada". "Hay demasiados actores en este conflicto y todos deben participar en la solución", afirmaba el viernes Carlos Payán, senador del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
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