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El debate abierto en la coalición condicionará la política penitenciaria

El Gobierno y las fuerzas democráticas confían en que el debate abierto en el seno de HB en demanda de una mayor autonomía respecto a ETA llegue a las cárceles, donde aún domina el núcleo duro de la banda armada. El Ejecutivo cree que la extensión del mismo a las prisiones propiciaría la activación de la política penitenciaria, con traslados de presos y reinserción social.La política del Gobierno se basa, en estos momentos, en una doble vertiente: por un lado, en la atención a los movimientos que se produzcan en el entorno político de ETA en favor de la autonomía respecto a la banda armada y, por otro, la colaboración policial francesa para cercar a la dirección etarra.

En el primer caso, el Gobierno destaca, además del debate abierto en HB, la ausencia de respuesta en el País Vasco al encarcelamiento de sus 23 dirigentes, algo insólito hace tan sólo unos años. El Gobierno estima que si el debate se extiende a los presos de ETA sería el momento propicio de adoptar medidas mucho más activas de reinserción y acercamiento de reclusos.

Mientras tanto, el Gobierno seguirá el tratamiento individualizado de presos, tanto para su acercamiento como para los pases a tercer grado o indultos. El dominio que mantiene el núcleo duro de ETA en las cárceles impide al Ejecutivo mover esa ficha. En este sentido, lamenta las presiones nacionalistas, como la fijación de un plazo para un nuevo traslado de presos que ha establecido el portavoz del PNV en el Parlamento Vasco, José Antonio Rubalkaba. "Estas posiciones no ayudan", responden desde el Gobierno.

En cuanto a la colaboración francesa, decisiva para neutralizar la actividad de ETA, el Gobierno mantiene muy buenas expectativas. Destaca el compromiso del ministro del Interior francés, Jean Pierre Chévenèment, que mantiene la misma línea que su antecesor Jean Louis Debré en la lucha contra ETA y la estrecha colaboración entre las policías francesa y española. Las doce detenciones en Brest y Orleans, en noviembre, de miembros del comando Madrid -como Rufino Arriaga o Idoia Martínez- y la de un dirigente de ETA, como José Ramón Naveiro, son la expresión de una colaboración que continúa.

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