Evacuadas 150 familias en Lora del Río al desbordarse el Guadalquivir

Las lluvias van cediendo. Según el Instituto Nacional de Meteorología, este fin de semana apenas habrá chubascos. En la madrugada de ayer, sin embargo, 150 familias de Lora del Río (Sevilla) aún tuvieron que ser evacuadas de sus viviendas como consecuencia del desbordamiento del río Guadalquivir -desde el pasado miércoles, unas 2.000 personas en total han tenido que desalojar sus casas en Andalucía-. Ayer también se registraron inundaciones en Ballobar (Huesca) y en Valladolid se mantuvo la alerta ante la crecida del río Esgueva.

Andalucía vuelve lentamente a la normalidad. Las riberas de los ríos Guadalquivir y Genil, en las provincias de Sevilla y Córdoba, se están recuperando porque el nivel del -agua va descendiendo y ya se ha comenzado la limpieza de las calles. No obstante, en la mayoría de las localidades afectadas por las inundaciones se mantiene abierto el dispositivo de emergencia.Durante la madrugada de ayer todavía hubo que evacuar en Lora del Río a unas 150 familias, sobre todo de la Alameda de la Feria, las avenidas de León XIII y del Castillo y de la zona del Matadero. Otro barrio, el de La Petra, quedó aislado y sus habitantes tuvieron que ser auxiliados por los bomberos mediante camiones. La mayoría fueron acogidas por parientes y amigos, si bien entre 30 y 40 pernoctaron, por iniciativa municipal, en hostales y en el club de los pensionistas. También hubieron de desalojar sus viviendas varios vecinos de las poblaciones de Peñaflor, Cantillana, Brenes y Tocina.

Mientras tanto, en Éciia (Sevilla), la localidad más afectada el jueves por las inundaciones, la tranquilidad fue la nota predominante, ya que no hubo que efectuar rescate alguno a pesar de que se vino abajo parte de un edificio. Unas 126 personas continuaban recogidas en el centro de emergencias, situado en un colegio público.

Aunque se estima que los daños serán en esta ocasión inferiores a los causados por el temporal del año pasado, la polémica ha vuelto a Andalucía. Mientras la propia alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, se preguntaba ayer si la regulación hidráulica es suficiente o no en este momento a las vista de los problemas que se repiten con tanta frecuencia, el delegado del Gobierno en la comunidad, José Torres Hurtado, salió al paso de las acusaciones contra la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).

Así, Torres negó que la CHG haya tenido parte de culpa en las inundaciones de Ubrique y Jimena de la Frontera (Cádiz) al desviar agua por el túnel del trasvase Guadairo-Majaceite. En su opinión, esa actuación produjo el efecto contrario. El desbordamiento habría sido mayor, dijo, si ese agua hubiera ido directamente al río. Después especificó que las avenidas fueron causadas por un riachuelo en cuyo encauzamiento ya trabaja la Junta.

Torres también explicó que los pantanos de regulación de la cabecera del Genil recibieron 8.000 metros cúbicos de agua por segundo en la cola y sólo laminaron la octáva parte precisamente porque días antes, en previsión de que las precipitanciónes fuesen muy fuertes, ya abrieron sus compuertas. Por último, eso sí, reconoció que la cuenca del Guadalquivir requiere nuevos embalses y expresó su confianza en que en breve se apruebe el informe sobre el impacto medioambiental del de La Breña II.

Por otra parte, informa en Valladolid se mantuvo durante todo el día la alerta ante el posible desbordamiento del Esgueva, especialmente a su paso por el barrio Espana, cuyos vecinos fueron acomodados en instalaciones municipales. El punto más crítico era el del puente de la Tía Juliana, en el que el agua rebosaba por sus ojos. En Piña de Esgueva, a 20 kilómetros, el río anegó los campos de labor y algunas casas.

En la provincia de Lleida, informa Lluis Visa, la espectacular crecida del río Segre por la lluvia y al agua desembalsada por los pantanos de Oliana y Camarasa provocó la alerta en Balaguer, donde se retiraron las barandillas del puente nuevo para que no actuaran de barrera y se desalojaron las viviendas. contiguas al río. En La Granja d'Escarp, confluencia del Cinca con el Segre, se inundaron 500 hectáreas agrícolas.