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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Extrapolación

Leyendo a Indro Montanelli, respecto a la opinión testamentaria que tiene de su propio país, Italia, intento extrapolar esa misma opinión a mi país, España, y veo que las coincidencias latinas se superponen con lo conceptual, la ética y la moral. Montanelli lo expresa con "la rápida degeneración de la democracia en partitocracia, es decir, en un oligopolio de unas cuantas camarillas y grupos que ejercen el poder en nombre de la llamada soberanía popular".No hace falta ser un experto para comprender que aquí, en España, sucede lo mismo, y tal realidad la podemos ver a través de la trayectoria de los componentes de tales grupos o camarillas de la política, finanzas, fútbol, medios de información, etcétera.

El estilo y los fines establecen el modelo que unos denominan mafias y los más corporativismo, pero Montanelli lo describe: "Aunque en realidad sólo lo hacen en provecho de esos grupos, que sólo tienen un interés: que el poder siguiese siendo cosa nostra". El mejor ejemplo han sido los delitos como Filesa, GAL, etcétera, donde el corporativismo más sangrante ha prevalecido sobre cualquier principio, ética y moral. Su impudicia les lleva a pedir el indulto; respeto a sí mismos, dignidad y otros valores parecidos brillan por su ausencia.

Pero la descripción más clara y pormenorizada de tal realidad la aporta John Ralston Saul, en su libro La civilización inconsciente. Entre los múltiples factores que describe dice: "Seamos precisos: vivimos en una sociedad corporativa que se las da de demócrata. Día a día es mayor el poder transferido a los grupos. Éste es el sentido de la ideología del mercado y de nuestra pasiva aceptación de cualquier forma que la globalización dé en tomar".

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Pero el fondo lo describe Ralston diciendo: "Me atrevería a sugerir que marxismo, fascismo y mercado tienen un enorme parecido entre sí. Todos son corporativistas, dirigistas, y adoran la tecnología como su particular becerro de oro". No cabe duda de que el verdadero problema reside en la pasividad del pueblo al eludir y renunciar a sus derechos y responsabilidades, aceptando que su presente y futuro, que es el de sus hijos, quede en manos de esas oligarquías que consideran el poder como cosa nostra.-

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