La vieja guardia de los ayatolás se levanta contra las reformas de Jatamí
La vieja guardia del régimen de los ayatolás se ha puesto en pie. Sus principales protagonistas -los sectores radicales de la Guardia de la Revolución, las fundaciones caritativas y un sector del clero shií- han empezado a actuar y tratan por todos los medios de impedir las reformas que proyecta llevar a término el nuevo presidente de la República de Irán, Mohamed Jatamí, un hombre de firmes convicciones liberales, cuya máxima aspiración es la de reformar el régimen desde dentro, es decir respetando los principios de la Revolución Islámica de 1979
ENVIADO ESPECIAL,La primera víctima ha sido Mohamed Karbaschi, de 44 años, parlamentario y alcalde de Teherán. Los conservadores le han llevado hasta los tribunales, acusándolo de haber financiado con el dinero del Ayuntamiento la campaña presidencial de su amigo y aliado Mohamed Jatamí, presidente de la República de Irán desde el pasado mes de septiembre, tras haber obtenido en las votaciones de mayo más del 65% de los votos.Un juez de Teherán interrogó al alcalde hace dos semanas con referencia a las denuncias y documentación aportadas por algunos de los propios funcionarios del Ayuntamiento, quienes tratan de demostrar que la campaña electoral de Jatamí estuvo financiada por una serie de empresas constructoras privadas vinculadas al Consistorio.
Los jueces no han pronunciado ninguna acusación concreta contra este amigo del presidente de la República, pero, como medida provisional, le han dictado una orden por la que se le prohíbe abandonar el país, fijándosele al mismo tiempo una fianza astronómica que supera el millón y medio de dólares (más de 225 millones de pesetas).
El acoso judicial a que se encuentra sometido el renovador Mohamed Karbaschi, el hombre que ha reformado Teherán durante los últimos ocho años, es también, según los observadores políticos, una respuesta inmediata de los sectores conservadores del país al cese fulminante del general Mohsnner Rezai como responsable de los Guardias de la Revolución o pasdaran, un cuerpo de voluntarios compuesto por cerca de 100.000 personas.
El general Mohsnner Rezai, convertido ahora en nuevo secretario general del Consejo del Discermiento, se había destacado en los últimos meses por su enconada y agresiva campaña contra Mohamed Jatamí, a quien ve acusando sistemáticamente corromper la sociedad islámica de socavar los cimientos de la revolución shií de 1979.
El cese del máximo responsable de los pasdaran, creados en 1979 por el doctor Chamran, un veterano de la guerrilla palestina, con el objetivo de velar por el cumplimiento político y cívico del nuevo orden islámico, no ha logrado desactivar los sectores más radicales de esta fuerza paramilitar, constituida por los Basj.
Grupos incontrolados
Las milicias de los Basij son, junto con los grupos de incontrolados, llamados Hezbolás, los supuestos responsables de los ataques perpetrados la pasada se mana contra dos cines de ciudades de provincia en los que se proyectaba la película Un hombre de nieve, que durante cerca de ocho años había sido censurada y prohibida por el régimen, y que obtuvo luz verde para ser exhibida gracias a una decisión personal del nuevo ministro de Cultura y portavoz del Gobierno de Jatamí.A estas mismas milicias se les supone autoras del ataque perpetrado en las últimas semanas contra la redacción del periódico teheraní Salam, repesentante y portavoz del movimiento de la izquierda islámica, a los que se califica coloquialmente como los "marxistas de turbante" y que durante unos años propugnaron en Irán un modelo económico similar al de la República Democrática Alemana.
Los acosos y ataques a que se ven sometidos los sectores liberales y moderados, próximos al nuevo presidente de la República, son observados, sin duda, con cierta complacencia por las grandes asociaciones caritativas del país. Estas fundaciones o bonyad, fundadas tras el triunfo de la revolución gracias a los bienes confiscados de los dirigentes del anterior régimen, constituyen, junto con los bazaristas del mercado de Teherán, la espina dorsal de la economía privada.
Mohsen Rafiqdoost, de 58 años y presidente de la Fundación de los Desheredados, la más importante de Irán, ha negado ser una fuerza del contrapoder que se oponga a las reformas del Gobierno del presidente Mohamed Jatamí, antes al contrario, asegura estar apoyando lealmente al régimen en todos sus proyectos, poniendo a su servicio la fuerza que le dan estas 400 empresas y cerca de un millón de trabajadores.
"Somos el grupo empresarial privado más poderoso del Próximo Oriente. Tenemos actividades importantes en todos los sectores, entre los que destaca la agricultura, la construcción, el transporte o la energía, y nuestro presupuesto anual equivale a un 10% del presupuesto nacional", ha asegurado a EL PAÍS Mohsen Rafiqdoost, uno de los hombres más poderosos y fuertes del viejo régimen, un revolucionario histórico próximo al gran ayatolá y Guía Supremo de la Revolución, Alí Jamenei, del que depende directamente en el desempeño de este cargo.
Los sectores críticos a Mohamed Jatamí no sólo están en Teherán. En la capital religiosa de Qom los ayatolás observan también con escepticismo y desconfianza las declaraciones y maniobras del nuevo presidente de la República, aunque no se atreven a lanzar ataques frontales.
"Se equivocan quienes crean que Mohamed Jatamí es el Mijaíl Gorbachov de Irán", ha comentado el ayatolá Muhamed Taqi Misbah el Yazdi, de 55 años, rector de la Universidad Imam Jomeini de la ciudad de Qom, miembro del Consejo de la Revolución Cultural y uno de los 83 miembros del Consejo de Expertos que tiene como misión la elección del Guía Supremo de la Revolución.
Este ayatolá, al igual que sus compañeros, se muestra temeroso de los grandes cambios y decisiones radicales que podrían socavar la realidad del régimen islámico. Incluso no esconde su preocupación por ese debate que se está produciendo en la nación y que le ha llevado a asegurar con firmeza: "Nosotros no permitiremos a los enemigos de la revolución abusar de la libertad de expresión como pretexto para conspirar contra el sistema islámico del país".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.