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Una pareja de ancianos muere en su piso por una intoxicación de gas

Un escape de gas acabó con la vida de un matrimonio de ancianos en Tetuán. Eloy Espartosa Bustillo, de 91 años, y su esposa, Leonor Sacristán Herrozquiz, de 87, fueron encontrados muertos a las cinco de la tarde por un hijo suyo en su piso del número 5 del paseo de la Dirección. Yacían en su habitación, junto a una estufa de butano. Según las primeras hipótesis policiales y del 061 del Insalud, la pareja murió a causa de la inhalación de monóxido de carbono liberado por la estufa. El forense señaló que el matrimonio podía llevar muerto entre 20 y 24 horas.

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Carlos, uno de los dos hijos de los fallecidos se encontró con la tragedia a las cinco y media de la tarde del domingo. "Llevábamos dos días llamando a la casa y decidí acudir a verlo! para ver que pasaba", comentó el primogénito. "Entré en el piso bromeando, diciéndoles que dónde estaban. La luz de la cocina estaba encendida y también la del dormitorio donde duermen los dos. No me respondieron. Me extrañé un poco y al empujar la puerta, los encontré", explicó Carlos.El matrimonio estaba tendido junto, cerca de la patas de la cama. La cabeza de Leonor, vestida con una bata, reposaba junto al estómago de su marido. En la habitación había una estufa de gas butano. Estaba apagada, según los primeros datos policiales. "No olía a gas pero los fallecidos estaban cerca de la vieja estufa", aclaró el hijo. Carlos avisó a los médicos del 061 del Insalud. Una UVI móvil acudió al domicilio. Los médicos del Insalud certificaron la muerte de los ancianos. "Llevaban muertos bastante tiempo", explicó un sanitario del Insalud. El médico forense que acompañó a la juez calculó, según fuentes policiales, que los ancianos llevaban muertos un día aproximadamente.

Emanación sin rastro

Tanto los agentes cómo los familiares que entraron ayer tarde en la vivienda no percibieron nada extraño. Tampoco los vecinos se habían percatado de la existencia de emanaciones durante los dos últimos días. "No hemos olido nada extraño", decían.La titular del Juzgado de Instrucción número 21, María Paz Redondo, ordenó el levantamiento de los cadáveres a las 18.50 horas. Agentes de la Policía Científica y de Homicidios acudieron al domicilio. La policía se llevó la estufa catalítica para examinarla.

"La tenían hace bastante tiempo y la cambiaban de sitio para darse calor en el invierno", explicó un vecino.

Para los investigadores, y a falta de la autopsia, los ancianos pudieron morir el sábado por la tarde a causa de una intoxicación por inhalación de monóxido de carbono. "A primera vista parece que ha sido un escape de este gas, producido por una mala combustión, es lo que se denomina muerte dulce", explicó un portavoz de la Jefatura Superior de Policía.

Eloy y su mujer no estaban vestidos con el pijama en el momento de su muerte. "Da la impresión de que encendieron la estufa y se echaron la siesta el sábado", comentó el hijo. "Parece que primero murió mi padre y que mi madre al ver que había una intoxicación se levantó y apagó la estufa de gas", relató el hijo.

El pasado viernes los vecinos vieron por última vez con vida al matrimonio. Eloy y su mujer eran una pareja entrañable. Llevaban más de 40 años residiendo en un pequeño piso situado en una segunda planta del paseo de la Dirección.

A pesar de sus 91 años, Eloy, salía todos los días de casa para comprar y pasear. Tan sólo se quejaba de la vista: había sido operado de cataratas hace unos años. Durante toda su vida trabajó de ebanista.

Leonor, en cambio, estaba peor. Era una persona gruesa y padecía demencia senil, según, comentaron sus parientes. Apenas si salía de casa. "Se había apoltronado en su domicilio y su marido prácticamente le hacía todas las cosas", explicó otra vecina.

'El abuelillo'

A Eloy se le conocía en el barrio como el abuelillo. "Todos le mimábamos porque el nos trataba de forma fabulosa", explicó María Luisa, una vecina del primer piso."Cada domingo nos traía churros a todos los vecinos. No le decíamos nada ni le pagábamos un duro. El mismo se encargaba de repartir los churros y en especial a una niña del primer piso, Alba, que es la más joven del bloque".

Todos los vecinos del bloque estaban anoche impresionados En especial, Isabel, una mujer a la que Eloy besó el pasado lunes. "Era muy aficionado a los refranes. Siempre me besaba, y el otro día me recordó que no es bueno besar sólo una vez a una mujer. Hay que besarla siempre, me dijo", recordaba otra residente.

"Siempre les ofrecíamos ayuda e incluso les decíamos que podíamos subir a limpiarles la casa, pero ellos decían que no, que se valían por si solos para todas las cosas y que tenían la ayuda de sus dos hijos", contó anoche, Matilde otra vecina. "A veces comentaba que no tenía apuros económicos, que con su paguita les llegaba para vivir bien y salir hacia adelante cada mes", añadió.

Por otra parte, cuatro personas resultaron intoxicadas ayer tarde al inhalar humo durante el incendio de una vivienda en el número 22 del Camino Alto de San Isidro, en el distrito de Carabanchel. El Samur trasladó a dos afectados al hospital de Moncloa. Otros dos intoxicados fueron atendidos por los médicos municipales en el lugar del incendio.

El fuego se desató en la cocina de una de la viviendas. Las llamas provocaron una gran humareda en el barrio, según los bomberos municipales.

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