Sin faro
Desde hace días, los navegantes urbanos madrileños andamos a la deriva. El faro de la ciudad, ese anuncio que preside la céntrica plaza del Callao, que orienta nuestros pasos y nos infunde paternal confianza, ha dejado de alumbrarnos, no sabemos por dejadez de quiénes o por incompetencia de cuáles.Eso sí, el Ayuntamiento de nuestra ciudad no ha tenido reparo alguno, un año más, en decorar nuestras calles con miles de bombillas que durante más de un mes desperdiciarán millones de kilovatios para que a ninguno de nosotros pueda olvidársenos la llegada de las entrañables fiestas navideñas. Mientras tanto, los madrilenautas seguiremos vagando sin la referencia de nuestro faro, nuestros maltratados ojos deslumbrados ante tanta claridad.- .
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