Contra las minas

Quien no comprenda aún bien por qué la campaña contra las minas de tierra -enterradas-, puede o debe pasar por la exposición de fotografías de Gervasio Sánchez en el Círculo de Bellas Artes de Madrid: o comprar su libro, con prólogo de Muñoz Molina. Impresionan. Con esa información, se comprenderá menos que países como China, Rusia y Estados Unidos no hayan firmado el acuerdo de destrucción de los arsenales y retirada de los artefactos: pero es que las fabrican, las venden o las utilizan. Finlandia: para cubrir su frontera con la URSS. España, para aislar Ceuta y Melilla: quizá de los inmigrantes clandestinos. Pero España, fabricante de minas, reticente al principio en la reunión de Ottawa, ha firmado el acuerdo, que debe ser el principio para un tratado mundial. El dato: 110 millones de minas enterradas, algunas en países donde no hay ya conflictos, matan 10.000 personas al año. Una mayoría, civiles, se dice. Para mí los soldados son civiles a los que se les impone un uniforme. Quizá sea una óptica estúpida: por eso es más mía. Además de los muertos: las personas amputadas de brazos o piernas. Personas que necesitan de su trabajo físico, en los países del hambre, para salir adelante hasta donde puedan. Niños, se enseñan en la exposición y el libro: pero, devanando siempre mi tontería, un niño es un adulto en ciernes, un adulto es un niño que ha sido y que algo conserva de aquel niño dentro.Sigo creyendo que no es más que una parte, incluso pequeña, del inmenso problema: la guerra. Los aviones bombarderos, los cañones de tierra y mar, siguen apuntando a las poblaciones. Y los misiles. Por ejemplo, en Irak. En Yugoslavia. Los terroristas siguen utilizando bombas y armas automáticas: en España, en Irlanda, en Yugoslavia, en Israel. Las respuestas en algunos sitios suelen ser ataques a las poblaciones, o torturas, o matanzas.

Sobre los Estados han pesado para este primer paso presiones también civiles: la de Canadá, que les ha reunido; la campaña antiminas mundial, que ha obtenido el Premio Nobel; el fantasma de la princesa Diana, que hizo esfuerzos contra las minas. Personas, individuos, grupos: como Gervasio Sánchez, fotógrafo que se ha apartado del dinero fácil de la buena sociedad y sus revistas desoladoras para hacer su campana privada.