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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Algo más que créditos

EL FONDO MONETARIO Internacional (FMI) aplica a la persistente crisis de los mercados asiáticos los remedios tradicionales que utilizó en la crisis mexicana. Coordinará un préstamo de 55.000 millones de dólares (8,2 billones de pesetas) a Corea del Sur para que resuelva su crisis financiera. El acuerdo, la mayor operación de rescate diseñada por el FMI, es seguramente el movimiento correcto para abordar la solución a corto plazo de los problemas en los que está inmersa esa región; pero en modo alguno puede considerarse el punto final de una de las crisis financieras de mayor alcance desde 1945.Tras esta colosal inyección de recursos, el Gobierno de Seúl tendrá que aplicar las reformas, particularmente en su sistema financiero, que el Fondo ha impuesto como contrapartida, y que se resumen en liberalizar el sistema económico y recortar el gasto público. De la rapidez y eficacia con que se apliquen estas reformas dependerá el éxito en la tarea de cauterizar la crisis coreana. Porque a pesar de la decisión del Gobierno, en el contexto de las negociaciones con el FMI, de cerrar nueve bancos de inversión o sociedades de valores, es de temer que estas medidas sean insuficientes y que la gangrena se haya extendido al conjunto del sistema.

El sistema financiero coreano, como el de todos los países de la región, presenta graves limitaciones. Mantiene un grado de oscurantismo notable y su actividad crediticia se ha centrado en sectores de alto riesgo, cuyo valor ha caído de forma espectacular en las últimas semanas. Padece, además, un alto grado de mediatización política, con décadas de financiación dirigida a industrias favorecidas por el Estado, como instrumentos de política industrial en el mejor de los casos y en otros directamente para pagar favores políticos.

No todo es cuestión de créditos. Debería aprovecharse la urgencia que impone la crisis para que, de una vez por todas, una institución supranacional, que bien podría ser el propio Fondo, abordara en profundidad la tarea de homologar las normas que regulan la supervisión de la banca en todo el mundo. Los sistemas de esos países (Corea del Sur y Japón en particular) deben iniciar un proceso de desregulación, de transparencia y de aplicación de los estándares contables internacionales. De lo contrario, el crédito a Corea será una edición más de un proceso crítico que ya apuntó sus primeras manifestaciones con la crisis que atravesó el sistema japonés en 1990 y que, aun cuando se anestesie con los fondos del FMI, seguirá amenazando seriamente la estabilidad económica y financiera internacional.

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