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El segundo revés electoral del Polo provoca tensiones en la oposición italiana

La elevada abstención -algo menos del 55% de los ciudadanos inscritos- fue esgrimida ayer como coartada por los líderes ex demo-cristianos integrantes de la coalición de centro-derecha el Polo de las Libertades para justificar el nuevo fracaso de la oposición italiana en la segunda vuelta de las elecciones administrativas. Gianfranco Fini, líder de Alianza Nacional, segundo partido del Polo, insinuó, sin embargo, que a la vista de los resultados electorales se impone un cambio de estrategia política en la coalición.

Los partidos de procedencia democristiana reclaman mayor protagonismo en el Polo. Pierferdinando Casini, líder del Centro Cristiano Demócrata (CCD), se apresuró a recalcar ayer el crecimiento de su partido, pese al desastre electoral del Polo, como un síntoma de las tendencias moderadas y católicas del electorado. Fini -la dirección de AN analizará el sábado los resuItados de estas administrativas- coincidió involuntariamente con el primer ministro italiano, Romano Prodi, quien además de expresar su "extrema satisfacción" por los resultados obtenidos por el Olivo se lamentó de la baja participación ciudadana y de la situación crítica del Polo."Espero que se produzca una reorganización para que podamos volver a retomar la estructura bipolar y no quedamos en este monopolarismo que no nos complace a ninguno", declaró Prodi.

La consulta del domingo incluía la primera vuelta de las elecciones municipales en Sicilia, que debido al retraso impuesto por una nueva ley electoral había pospuesto dos semanas la consulta. El Gobierno del Olivo ha salido reforzado también en la isla, donde conserva las dos principales ciudades, Palermo y Catania. Aunque Leoluca Orlando, que obtuvo el 58,5% de los votos palermitanos, se ha quedado muy por debajo de su sonado triunfo en las elecciones de 1993, su compañero Enzo Bianco ha conquistado el 63% de las papeletas.

Una vez finalizado ayer el escrutinio de los votos en los más de 200 municipios y provincias, de esta segunda vuelta de las elecciones administrativas se comprueba la abrumadora presencia del Olivo en las grandes ciudades italianas. Si en el primer turno la coalición que gobierna Italia se hizo con las alcaldías de Roma, Nápoles y Venecia, en el segundo ha conquistado -con mucha más dificultad- la de Génova.

El Polo ha visto reducido su éxito a algunas localidades del sur, donde el domingo consiguió las alcaldías de Caserta y Vibo Valentia. Un vistazo al panorama de las administraciones locales italianas permite comprobar que, salvo Milán -gobernada por el centro-derecha-, las restantes grandes ciudades del país están en manos del centro-izquierda.

El único matiz que puede amargar el triunfo indiscutible del Olivo en estos comicios es la reafirmación del partido secesionista de la Liga en sus feudos del norte del país. La Liga ha conquistado las alcaldías de Varese y Alessandria y los consejos provinciales de Vicenza, Como y Varese. Mientras Umberto Bossi aseguraba triunfal que "nuestra fuerza está en la gente", Romano Priodi interpretaba los resultados del partido padano como "un retiro hacia el norte. Terminarán en Suiza".

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