Los paramilitares de Colombia acribillan a 14 campesinos en la cuarta matanza en una semana
Colombia despertó ayer sobrecogida por una nueva matanza de campesinos por parte de los paramilitares de extrema derecha. Por cuarta vez en una semana, hombres armados penetraron en una aldea, acribillaron e incendiaron sus viviendas y aterrorizaron a la población con una matanza. Al menos 14 personas, incluidos dos niños, murieron en Dabeiba, en la provincia de Antioquía. Aunque ocurrió el miércoles pasado, el testimonio de los 300 aldeanos huidos del lugar sólo llegó hasta el resto del país ayer. La noticia confirma los temores sobre un recrudecimiento de la violencia en Colombia en vísperas de un posible proceso de paz. El presidente, Ernesto Samper, convocó para hoy a su consejo de seguridad.
Las cuatro matanzas de campesinos, que han dejado casi medio centenar de cadáveres, han sacudido al país desde puntos muy dispersos del territorio de Colombia. En grupos de una veintena, los paramilitares entran en un pueblo, atacan con un plan preconcebido y parecen actuar siguiendo listas previstas de víctimas."Era un grupo paramilitar, sin ninguna duda. Hemos recuperado nueve cadáveres y es probable que los muertos sean catorce", declaró ayer Gabriel González, el alcalde de Dabeiba, un pueblo situado a casi 700 kilómetros al noroeste de Bogotá. "La banda redujo a cenizas 22 casas... Estos pueblos están habitados por campesinos humildes que trabajan la tierra".
La zona que rodea, Dabeiba ha sido un fuerte tradicional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la principal guerrilla de ese país. Pero desde hace un año, según señaló ayer el alcalde González, los paramilitares de extrema derecha intentan obtener el control de la región.
El ataque, que se produjo en las aldeas de La Balsita, Buenavista y Toconal, provocó el éxodo inmediato de unos trescientos campesinos de la zona, que han corrido a refugiarse en las montañas, según contó ayer otro responsable de Dabelba, Jairo Covaleda.
40.000 desplazados
Cuarenta mil colombianos se encuentran desplazados de sus pueblos debido al conflicto armado que sacude desde hace 33 años al país. Precisamente ayer un portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) declaró en Guatemala que este organismo está siguiendo con mucha preocupación los crecientes desplazamientos de civiles colombianos hacia Venezuela, Ecuador y Panamá.La matanza conocida ayer es la cuarta que en la última semana ha sacudido al país. El 22 de noviembre, 15 campesinos murieron en la aldea de La Horqueta, a unos 85 kilómetros de la propia capital de Colombia, Bogotá. Habían sido sacados de sus casas siguiendo una lista minuciosa y asesinados a bocajarro en la calle, algunos de ellos maniatados. Varias mujeres también murieron en esa ocasión.
El pasado jueves, siete campesinos fueron asesinados en Ciénaga, en la región bananera del Magdalena, al norte del país. Un día después, siete jóvenes aldeanos fueron matados entre Pitalito y Acevedo, en el departamento del Huila, al sur de Colombia. Sus cadáveres tenían señales de tortura, disparos en la cabeza y estaban maniatados.
Las matanzas por parte de fuerzas paramilitares confirman los temores de grupos de activistas de los derechos humanos sobre un recrudecimiento de la violencia en un momento en que desde distintos frentes se habla de un proceso de paz. Desde las propias guerrillas (las FARC y el Ejército de Liberación Nacional -ELN-, que han propuesto en distinta medida conversaciones con todos los poderes del Estado) hasta el presidente y distintos candidatos a las elecciones de 1998, todos los sectores políticos están hablando de la necesidad de poner fin al conflicto armado.
La iniciativa parte de una gran movilización de grupos cívicos a favor de la paz, y que en las elecciones locales del pasado 26 de octubre consiguieron 10 millones de votos por la paz en urnas paralelas a las oficiales. Veintisiete mil personas mueren cada año por homicidio en Colombia. El Papa Juan Pablo II, por otra parte, condenó ayer al final del rezo del Ángelus el secuestro del obispo prelado de Tibú, José de Jesús Quintero Díaz, por parte del ELN.
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