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La cercanía al poder es un peligro para la prensa, según tres directores de diarios

La proximidad al poder es lo que diferencia a los periódicos de Madrid y Barcelona, según señalaron ayer Antonio Franco, director de El Periódico; Juan Tapia, director de La Vanguardia; y Jesús Ceberio, director de EL PAÍS, en el ciclo de conferencias Barcelona-Madrid organizado por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.El director de El Periódico dijo que en Madrid no hay sólo una proximidad al poder, sino un ánimo de los periodistas por participar en la vida política y también de los políticos en que los periodistas estén a su servicio. Franco dijo que en Madrid "los compañeros de EL PAÍS, desgraciadamente, son una minoría y su profesionalidad, también. En Barcelona predomina ese ánimo profesional y civil del periodismo".

Franco aseguró que ha habido una progresiva reducción de influencia de la prensa madrileña y que se ha ampliado la influencia de la prensa vasca y catalana. Y agregó que en Madrid "hay una lucha frontal contra la influencia de la SER y de EL PAÍS que se hace con hostilidad y animosidad por parte de la COPE y El Mundo", cuyo director orienta las opciones de empresas más o menos privatizadas. "El último medio de contención de los excesos de cierta prensa son los tribunales, y la justicia no ejerce esa función de contrapeso. Es una situación explosiva. A ello se une un Gobierno que en el fondo tiene una escasa voluntad democrática".

Ruptura de las reglas

Ceberio dijo que la proximidad al poder crea también una mayor dependencia. Y recordó que durante la transición hubo una comunión entre políticos y periodistas que se rompió con la llegada del PSOE al poder. Entonces, según el director de EL PAíS, el Abc de Anson quiso convertir su periódico en un ariete para socavar la credibilidad del PSOE. Durante cinco años estuvieron en solitario en esta guerra hasta que en 1989 se amplió la batalla mediática y política con dos sucesos: la aparición de Mario Conde y el nacimiento de El Mundo. Para Ceberio estos dos hechos rompieron las reglas del juego, que durante la transición había permitido que los medios de comunicación no estuvieran directamente intervenidos por sectores ajenos al periodismo. Según Ceberio, Aznar tiene el convencimiento de que para mantenerse en el poder ha de contar con un grupo de comunicación potente y para ello se está intentando utilizar a Telefónica y, con la misma finalidad de mantenerse en el poder, inicia la batalla contra el grupo PRISA.Juan Tapia relacionó las diferencias entre la prensa madrileña y la catalana con la distinta historia de las dos ciudades. Frente a una Barcelona comercial, un Madrid de funcionarios acarrea una prensa política. "En Madrid, cuando cambia el poder político hay un vuelco en los distintos poderes y también en la prensa, que es, en parte, lo que está sucediendo actualmente", aseguró el director de La Vanguardia.

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