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Los nacionalistas quieren un pacto de Estado para ir hacia una soberanía compartida en Cataluña

Enric Company

El portavoz de Convergéncia i Unió (CiU) en el Congreso, Joaquim Molins, afirmó ayer que el compromiso político de la coalición con sus votantes en las elecciones generales de 1996, concentrado en 12 puntos, "se ha cumplido". "Ahora, si queremos ir más allá -y lo queremos-, hay que ir a un acuerdo de Estado que comporta el pacto fiscal y la soberanía compartida" en Cataluña. Esto requiere, dijo, "una nueva lectura o lo que algunos ven como una reforma de la Constitución".Molins admitió que la relación CiU-PP es "cada día más dificil", entre otras cosas por su "acoso y derribo" al PSOE.

En una comida-coloquio con empresarios organizada por Tribuna Barcelona y presentada por la abogada Magda Oranich, Molins dejó claro que la estrategia de futuro de CiU va más allá de ser una fuerza necesaria para complementar una mayoría en el Congreso. Según explicó Molins, los nacionalistas catalanes quieren dar "un paso adelante" encaminado al reconocimiento de su identidad nacional y su hecho diferencial. Esto requerirá, dijo, "una reforma de la Constitución que necesitará el mismo consenso que tuvo en su redacción y en su desarrollo, y requiere por tanto un acuerdo PP-PSOE".Haciendo una alusión al título de su conferencia -¿Cumplimos nuestro compromiso?- Molins parafraseó a Jordi Pujol y dijo que "todo compromiso comporta un riesgo y este riesgo lo hemos asumido". Sin embargo, de cara al futuro, agregó, Cataluña necesita el reconocimiento de sus derechos históricos, entre ellos "el pacto fiscal y la soberanía compartida".

El portavoz de CiU resumió en cuatro grandes apartados los compromisos ya cumplidos por CiU. Primero, el compromiso con Cataluña, dando más poder y soberanía, lo que se ha cumplido con la cesión del IRPF, el traspaso de los puertos de Barcelona y Tarragona, la supresión de los gobernadores civiles y dar las competencias de tráfico a los Mossos d'Esquadra. Segundo, el de conseguir recuperar, del billón de pesetas que Cataluña aporta de más al Estado, 250.000 millones, y esto se consigue con la financiación de la sanidad, el incremento de las inversiones del Estado, y una mejora de la financiación autonómica a través de la cesión del IRPF. Tercero, el ingreso de España en el euro y, por último el mantenimiento del Estado de bienestar.

Molins pasó revista ayer al estado de la colaboración política entre el PP y CiU para concluir que el balance es claramente positivo en lo que respecta a la aplicación de, los acuerdos pactados al inicio de la legislatura. Pero eso no le impidió destacar que hay notables discordancias. Hasta el extremo de que "la relación es cada día más difícil", reconoció. Entre estas cuestiones destacó el encarecimiento del clima político provocado por la reedición por el PP de la política "de acoso y derribo" del adversario.

El Gobierno del Partido Popular "se equivocaría", según Molins, si cree que tiene a su alcance la destrucción del PSOE utilizando los mecanismos que proporciona el poder político. Y se equivocaría, precisó, porque en una democracia tan importante es el Gobierno como la alternativa".

La política de "tierra quema da" no beneficia a nadie, aseguró Molins, y errará quien piense que puede "destruir y hacer desaparecer" al adversario, porque ahora dispone del Gobierno. También destacó Molins el desacuerdo entre PP y CIU en cuestiones como los decretos sobre el himno de España y la enseñanza de las humanidades -"que nosotros rechazamos y pedimos su retirada" y el debate de Luis Herrero sobre el franquismo en TVE. "Son el choque de dos culturas políticas: la de la España unitaria y la de España como Estado compuesto", agregó.

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El 'medicamentazo'

Éstas no fueron las únicas diferencias ni el único error del Gobierno del PP señaladas por Molins. El Gobierno "se ha equivocado" al no afrontar desde el primer día que es todo el sistema sanitario el que está mal financiado, no sólo la sanidad catalana.El medicamentazo, dijo, es sólo una solución parcial, que ha sido mal explicada y que, además, no comportará una mayor racionalización del gasto sanitario. Y en un plazo no muy largo, argumentó, provocará la sustitución de unos fármacos por otros.En cuanto a sus posibilidades de presentarse como alcalde de Barcelona, Joaquim Molins manifestó que su posición es siempre la misma: "Ya dije que a todos les gusta ser alcalde de su ciudad, pero con el trabajo que hago estoy disfrutando". Por lo tanto, la decisión habrá de ser tomada por quien corresponda, finalizó. En relación con los casos de corrupción que se han denunciado en el PSOE, Molins quiso destacar que ninguno de estos acontecimientos ocurrió cuando ellos cogobernaban con el PSOE.

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