El 0, 7% en Granada
Ya es la segunda vez que en Granada se hace uso de la violencia por parte de las fuerzas de orden público contra los jóvenes que reclaman el 0,7% del PIB para los países más desfavorecidos. En esta ocasión ha sido la Policía Nacional, y no la Municipal, la que, para impedir que los jóvenes se encadenaran a la verja de la Subdelegación del Gobierno, no se privó de golpear, empujar y tirar de los pelos a más de uno. Por más que se les explicó, por activa y por pasiva, a los policías que sólo era un acto simbólico, que se hacía en todas las provincias y que sólo pretendía llamar la atención de la ciudadanía sobre el tema 0,7 y recordar al Gobierno el incumplimiento de sus compromisos, no quisieron o no supieron entenderlo.Lástima que no lo pensaran antes, no ellos, que al fin y al cabo hicieron lo que se les ordenó, sino quienes les mandaron reprimir el acto de tal manera; lástima, digo, que no supieran aprovechar la ocasión de demostrar a los ciudadanos y ciudadanas, a los que supuestamente protegen y ayudan, que ellos también son solidarios con el Tercer Mundo, que son tolerantes con quien no piensa domo ellos y que son más demócratas que sus colegas del 68 permitiendo la libre expresión mientras no atente contra la libertad de los otros. Lo tuvieron tan fácil como dejar encadenarse a los jóvenes y gritar "0,7, ya", esperar a que los medios de comunicación les tomaran unas fotos y ayudarles incluso a quitarse las cadenas. Pero, según ellos, no podían permitirlo. Lástima.
Tendremos que pensar que si pedir el 0,7, si luchar por la justicia y la igualdad, si defender los derechos humanos, si manifestarse en pro de un mundo mejor para todos supone tener que asumir golpes, persecución y represión, hay algo que no funciona. No es demócrata un Gobierno que ordena a su policía reprimir un acto de solidaridad y que no identifica a sus miembros con sus placas correspondientes, mientras éstos sí pueden exigir a cualquiera de nosotros que nos identifiquemos. No es demócrata un Gobierno que no sólo no cumple su palabra, sino que ni siquiera permite que se le recuerde. No es demócrata, en fin, un Gobierno que con un grupo de jóvenes solidarios y pacifistas, que aguantaron como pudieron los empujones, actúa de semejante manera.
Deseamos y esperamos que no se repita este tipo de actuaciones y que quien toma tales decisiones reflexione sobre si realmente los atropellos cometidos encajan en la sociedad democrática y en el Estado de derecho en el que creemos que estamos viviendo.-
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