Un empresario alemán, su hijo de ocho años y su empleada, asesinados a tiros en Palma de Mallorca
El alemán Manfred Meisel, de 49 años, llamado el rey de la cerveza de Palma de Mallorca -no en vano en su establecimiento Bierknig en pleno verano recauda entre 5 y 10 millones de pesetas al día-, apareció asesinado ayer de un tiro en la nuca en su chalé de la zona mallorquina de Es Pil.larí. En la casa, junto a la que Meisel había construido un criadero de loros, la policía halló los cadáveres de su hijo Petrick, de ocho años, y de Claudia Leisen, una cuidadora de loros de 30 años, también alemana. Los cuerpos aparecieron con un tiro en la cabeza. Los asesinos no quisieron testigos de su sangrienta acción mafiosa. La compañera sentimental de Meisel está en Alemania, donde espera para dar a luz.
Meisel, que encabezaba desde hacía una década un negocio en la más populosa calle de la cerveza del litoral de Mallorca, en el que llegó a dar trabajo a 90 personas, había creado la mejor colección privada de loros exóticos para cría de todo el Mediterráneo, lo cual le había supuesto una inversión multimillonaria. En los últimos meses, además, había efectuado importantes compras inmobiliarias para extender sus negocios en Mallorca. Sus conocidos le describen como un comerciante prepotente y expeditivo, caprichoso y amante del poder y el lujo que confiere el dinero.La policía no detectó en el escenario del crimen -que se produjo durante la medianoche del pasado martes en un lugar solitario- rastros de robo o de peleas. La policía sospecha que el triple asesinato, con trazas de haber sido cometido por profesionales del hampa internacional, puede obedecer a una venganza por alguna cuestión económica relacionada con negocios oscuros.
Meisel tenía en la actualidad dos contenciosos abiertos en los juzgados de Palma de Mallorca por cuestiones económicas. Hace dos meses, el empresario alemán había dicho a un amigo suyo que estaba amenazado de muerte.
En el exterior del chalé del empresario alemán había cinco perros sueltos y para acceder al mismo, situado en el centro de un solar de 25.000 metros cuadrados, hay que sortear un perímetro de altas vallas metálicas. La puerta automática de la granja de loros se abre desde el interior. El empresario, su hijo y la asistenta fueron sorprendidos por los asesinos, que se acercaron a ellos sigilosamente. En una ventana de la cocina de la casa quedó una huella de una pisada fangosa -llovió mucho en la zona la noche del martes- de uno de los criminales.
Primero, los hampones mataron al niño -que estaba durmiendo en una habitación de la segunda planta- de dos tiros en la sien. Le colocaron una almohada entre la cabeza y la boca del cañón del arma. Después bajaron al piso inferior, donde se hallaban Manfred Meisel y Claudia Leisen.
La mujer tenía como misión atender cada cuatro horas a las crías de loros recién nacidos. El empresario alemán empleaba a 18 personas, algunas de ellas verdaderas especialistas, en el criadero de loros.
Los investigadores policiales creen que la mujer fue maniatada antes de ser asesinada por la espalda. El empresario, tras ver cómo era asesinada Claudia, murió de un tiro en la nuca. Los pistoleros recogieron los casquillos de las dos balas usadas para acabar con la vida de Meisel y de la mujer, pero se olvidaron de las vainas del cuarto del hijo del empresario.
"Meisel era de los hombres que parecía asegurar que no se arredraba ante una pistola. Daba un poco de miedo, era de un estilo prepotente, un poco atrabiliario y enormemente atrevido en los negocios gracias a la gran cantidad de dinero líquido que manejaba. Su criterio comercial era vencer, desbordar siempre a la competencia", explicó ayer a este diario una persona que tuvo negocios con él en diversas ocasiones.
Hace un año el empresario asesinado el martes mantuvo una violenta pelea en su cervecería con un hombre suramericano. De resultas del enfrentamiento, tuvo que ser ingresado en una clínica privada con una conmoción cerebral de la que le quedaron unas jaquecas como secuela.
Todos los días, centenares de sedientos turistas alemanes vaciaban los tanques de cerveza que Meisel importaba desde Alemania. En su cervecería se ha filmado una chabacana película alemana,. Balneario 6, que bate marcas de taquilla en Alemania.
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