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Tribuna:VISTO / OÍDO
Tribuna
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Contra los niños

Otra vez se celebra una conferencia mundial sobre trabajo infantil: dicen que está mal. Hacen sus estadísticas, que es lo que mejor saben hacer grandes y pequeñas instancias -y casi siempre están amañadas- y encuentran que 250 millones de niños del mundo son explotados. Yo estudiaba, leía y aprobaba en mi infancia republicana (era un niño a salvo: hasta la guerra) que había que abolir el trabajo de niños y de mujeres: lo decían los grandes pensadores de la izquierda.Eran un recurso de los propietarios que les hacían trabajar 12 o 14 horas al día por la mitad del sueldo de los hombres: los hombres querían acabar con esa concurrencia. Luego se empezó a pensar de una manera distinta acerca de las mujeres: resultaba que, al contrario, iban a encontrar su liberación por el trabajo (nunca en el mundo nadie ha encontrado la libertad por el trabajo a sueldo: es una trampa). Con lo cual se casi duplicó la "masa laboral", lo que se añadió a otras causas del paro y la degradación de los salarios: y a las mujeres les siguen pagando menos. Y los niños siguen trabajando: y ya pienso de otra manera: es mejor un niño trabajador que un niño muerto (¿o no?). En España, país del que no sabremos nunca si es pobre o rico, dicen que hay 500.000 niños trabajando: ni se sabe cuántos, porque son clandestinos.. Pero si los niños pobres no trabajan, "explotados" por sus padres, que no les pueden dar de comer, mueren de hambre. En el Tercer Mundo trabajan, o se prostituyen, o mueren o les matan: una gradación. Los niños asiáticos trabajan como demonios y lo que producen es más barato que lo que se hace en Europa: las tiendas de todo a 100 pesetas que llenan España son fruto del trabajo de los niños asiáticos. Y los americanos, los negros de todo el mundo, los europeos que han caído mal en los repartos de tierra, llenan otros mercados. No creo que convenga mucho al mundo laboral que aún es caro que los niños hagan concurrencia a los adultos: la presencia de la Organización Mundial del Trabajo en Oslo lo explica.

Es una buena discusión. Mientras tanto, cientos de miles de niños mueren de hambre porque no tienen trabajo, ni siquiera prostitución. Y mueren también cientos de miles de mujeres, de hombres: adultos. Hay niños apaleados, torturados por sus padres: no hay distinción de clase social en esa hecatombe. Pero está bien que sigan celebrándose reuniones occidentales para no dejarles ni siquiera trabajar: es políticamente correcto.

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