_
_
_
_
Tribuna:VAN MORRISON, EN CANAL +
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El regreso a Belfast

José Andrés Rojo

Parece el jefe de una banda de maleantes. Un mafioso con traje negro, sombrero negro y las gafas negras, y luego una simple mueca para que la banda de músicos ejecute con extrema precisión cada una de sus órdenes. Esta madrugada (0.26 horas), Canal + ofrece el regreso de Van Morrison a Belfast, la ciudad que lo vio nacer el 31 de agosto de 1945. Los conciertos se celebraron los días 2 y 3 de febrero de este año en el Waterhall Front, adonde acudió el viejo cascarrabias arropado por 12 músicos, todos ellos tocados por el mismo concepto: el blanco y el negro. Ahí están los agudos de Brian Kennedy para subrayar el vozarrón del jefe, el órgano de Georgie Fame sobre el que descansan los juegos pianísticos de Robin Aspland, una impecable sección de viento perfectamente engrasada, a lo que hay que añadir la guitarra de Ronnie Johnson, un contrabajo, un bajo eléctrico y dos baterías.El concierto lo han bautizado como Back on the corner, que hace alusión a las primeras estrofas de The healing game, la canción que titula el último disco de Van Morrison -"Aquí estoy de nuevo, de regreso a la esquina..."- y que constituye un rendido homenaje a Belfast. La inmensa voz del músico irlandés desgrana, sobre todo, canciones de este álbum y de otro anterior, Days like this, que incluye la canción del mismo título que se ha convertido en el himno oficioso del proceso de paz en Irlanda del Norte.

Célebre por sus salidas de tono, su mal humor o su obsesión por la perfección, Van Morrison es uno de los nombres de referencia de la música blanca que suena como si fuera negra. El soul y el blues están incrustados en su garganta, que cuenta cosas como que "hay días en que me encuentro en un barco de locos", que dice que sólo somos humanos, ¿qué más podemos hacer sino morder el polvo?" o que se pregunta "si me quieres, ¿por qué tenemos que estar separados?". Y luego está su música, que puede aprovecharse también de los desarrollos del jazz o de las armonías del pop, pero que siempre tiene el mismo objetivo: producir escalofríos. En Belfast, una vez más, lo consiguió.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_