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Reportaje:

Lenin sigue omnipresente en Moscú

La momia de VIadímir llich Lenin, el fundador del régimen soviético, continúa expuesta en el mausoleo de la plaza Roja a la veneración de los nostálgicos y la curiosidad de los turistas. Las colas no duran ya horas, como en los viejos tiempos, pero aún son nutridas. La guardia de honor no permite ni demorarse ante el cadáver ni "faltas de respeto" como tener las manos en los bolsillos. Dos veces por semana, un equipo de expertos comprueba si la momia se mantiene en perfecto estado. Las vísceras fueron extraídas para facilitar el embalsamamiento y, bajo esa piel cerúlea, tampoco hay ni corazón ni cerebro. Este último, que pesaba 1,34 kilos, fue fragmentado en unas 30.000 minúsculas partículas y guardado en un laboratorio.Aunque Yeltsin querría que el símbolo del poder soviético desapareciese de su lugar de honor, y por mucho que haya evocado la posibilidad de un referéndum que resuelva la cuestión, la fruta no está aún madura. La oposición comunista, mayoritaria en la Duma, amenaza con una revuelta si el plan se pone en práctica.

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Además, el pequeño gran hombre (pequeño sólo por su estatura) no sólo está vivo en la plaza Roja. En muchos otros lugares de Moscú, su memoria sigue presente, y un recorrido por todos ellos exigiría toda una semana de caminar a buen paso. La gran avenida que conduce al aeropuerto se llama Leningrado, por la ciudad que tomó su nombre antes de recuperar el de San Petersburgo, con el que la bautizó Pedro el Grande hace casi tres siglos.

Otra importante arteria, convertida en vía de salida de la ciudad hacia el sur, se llama Lenin y comienza de la plaza de Octubre (el octubre rojo revolucionario), donde se halla el más espectacular de los monumentos a él dedicados que quedan en la ciudad. Hay otros siete vigilados y cuidados por el Estado, y muchos más sin un control tan directo. Todos siguen en sus emplazamientos originales, excepto el que estaba en el jardín secreto del Kremlin y que fue trasladado al Museo de Leninskie Gorki, que sigue funcionando con normalidad. No ha tenido tanta suerte el museo situado en un edificio de ladrillo junto a la plaza Roja, que lleva años cerrado al público. Lenin está también en bustos, medallones, mosaicos y pinturas al fresco en numerosas estaciones del metro, y en 90 edificios en los que hay placas conmemorativas de que allí se escondió o pronunció un discurso. Yeltsin ordenó no hace mucho comprobar la autenticidad de todas estas referencias históricas, lo que permitió descubrir algunos errores o manipulaciones, como el del 27 de la calle de Obraztsova. Hasta ahora, la verdad oficial aseguraba que vivió allí clandestinamente en 1900, tras su exilio en Siberia. Pero ese edificio, en realidad, fue construido en 1906. Pese a todo, la protección de estos edificios ha impedido que muchos de ellos sean víctimas de la piqueta.

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