Pero ¿qué busca el PP?
¿Qué pretende el Gobierno del PP al lanzar iniciativas que sus socios nacionalistas no pueden aceptar porque afectan a su sensibilidad? Es una pregunta que estos días se hacen los dirigentes de CiU. Muchos de ellos creen que los populares han llegado a la conclusión de que les resulta rentable ante su electorado mantener un punto de tensión con los nacionalismos. Joaquim Molins aceptaba ayer como plausible esta explicación y añadía que algunos miembros del PP lo han llegado a verbalizar en su presencia. Otros piensan peor: que en el PP desconocen las sensibilidades de sus socios.Pero si se tratara de guiños del PP hacia su electorado más españolista, esto podría significar que Aznar se prepara para unas elecciones anticipadas a pocos meses vista. Una hipótesis que los nacionalistas catalanes no se atreven a contemplar. Hasta hace unas semanas, en CiU dominaba la impresión de que el jefe del Gobierno no ganaba nada adelantando las elecciones, porque ninguna encuesta indicaba que fuera a mejorar los resultados de marzo de 1996. Pero el fracaso de los socialistas en Galicia y sus malas perspectivas ante las cercanas elecciones vascas pueden animar a Aznar y han encendido todas las luces de alarma. El hundimiento del PSOE y la correlativa subida electoral del PP sería el peor escenario posible para CIU. Quedaría arrinconada en la política española y en el Parlament estaría a merced de los diputados del PP.
Las iniciativas gubernamentales sobre el himno y el contenido de las enseñanzas de las humanidades, y en particular de la historia, han caído como un mazazo sobre CIU porque han descoyuntado su propia estrategia. Precisamente cuando la coalición preparaba una ofensiva política para que se reconociera la diversidad de España, su carácter plurinacional, la ministra Aguirre se propone implantar los contenidos unitarios de la Historia de España. Cuando los nacionalistas querían potenciar los símbolos nacionalistas, dando prioridad al himno catalán en los actos públicos celebrados en Cataluña, el Gobierno otorga la prelación a la Marcha Real. Y el PP amenaza con votar en contra de la ley del catalán, dejando en evidencia a su socio convergente.
Aguirre no cede
Pero como lo último que se pierde es la esperanza, ayer Molins se mostró convencido de que la ministra Aguirre se avendrá a negociar el contenido del decreto y se podrán salvar los muebles. La titular de Educación, sin embargo, sólo se muestra abierta a "aportaciones" que "enriquezcan" el proyecto de decreto, pero no a dar marcha atrás. Ayer mismo anunció que el decreto estará aprobado a finales de este año o a principios del que viene. Sobre la afirmación de los nacionalistas de que no lo aplicarán en el territorio que administran, Aguirre declaró: "Me niego a creer que haya nadie que niegue el Estado de derecho, que es el respeto a la ley. Esto sería volver a la barbarie".
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