_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Salvo centralita

Madrid, hospital de San Carlos (vulgo Clínico), Insalud, donde ingresan a mi mujer. La atención, médica y humana, es mejor que buena. Una sorpresa agradable: hay un teléfono junto a la cama; basta alimentar con monedas un cajetín que sirve también para la tele. Me cuentan que lo ha montado una empresa privada; bien por la iniciativa privada, pienso, que actúa, con agilidad allí donde el paquidermo público llega tarde y mal.La sorpresa desagradable, en cambio, surge cuando uno intenta hacer uso del teléfono llamando desde la calle. El número que hay que marcar corresponde a una centralita inteligente (pero no humana), un sistema de reconocimiento de voz que nos pide que pronunciemos, alto y claro, el número de cama con el que deseamos hablar (aunque no todos deseamos hablar con una cama; yo, personalmente, quería hacerlo con mi santa).

En general, no me gusta hablar con objetos inanimados, por inteligentes que sean.

A lo que iba.

La sorpresa viene porque la centralita resulta no ser tan inteligente y hay que marcar tres o cuatro veces antes de lograr dar con la persona buscada. Mi media es un acierto de cada cinco intentos: Puede estar comunicando, pero sobre todo el sistema apenas reconoce mi voz y me encuentro disculpándome con personas que ocupan habitaciones muy alejadas de aquella con la que trato de comunicar. A todas éstas, por descontado, el contador corre, ya que la centralita sí es lo bastante inteligente para ello. Los beneficios, supongo, se los repartirán Telefónica (empresa privada) y los avispados negociantes que han instalado teléfonos, televisiones y cajetines. Es cierto que el problema podría ser técnico, pero en donde yo trabajo existe un sistema semejante que identifica hasta ocho dígitos (el DNI) para informar a los alumnos de sus notas. Claro que estoy hablando de una universidad pública.

Cuando veo cosas como ésta y oigo cantar la loa de la iniciativa privada, me viene siempre a la memoria el nombre de Iniciativas Malone, personaje creado por Chandler, un gángster de corazón de oro y, a su manera, un tipo profundamente moral. Estoy convencido de que jamás habría aceptado formar parte de un negocio como éste.-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_