Los paraísos perdidos
"Cosas que dejé en La Habana era una asignatura pendiente conmigo mismo y mis raíces, con los miles de españoles que han vivido en Cuba o con los miles de cubanos que viven en nuestro país". Así se manifestaba ayer en Valladolid el director Manuel Gutiérrez Aragón, quien, acompañado de las tres actrices que encarnan los principales papeles del último largometraje del director de El Quijote, en su versión televisiva, o La mitad del cielo, asistió a la presentación de su última película en la Seminci.
La película, que ha costado algo más de 200 millones de pesetas, habla, según Gutiérrez Aragón, "de los paraísos perdidos, de las sensaciones que los cubanos sienten cuando están fuera de su tierra". Habla también de las sensaciones del emigrante o del exilado, "personas siempre con miedo a que la discrecionalidad de las autoridades les retire sus papeles de residencia".
Unas sensaciones que para el director Gutiérrez Aragón, las actrices Violeta Rodríguez, Isabel Santos y Broselianda Hernández y el actor Jorge Perugorría "se pusieron de manifiesto durante los dos meses que duró el rodaje de la película en Madrid". El estado de ánimo variaba según se desarrollaban los trabajos de filmación. "Nosotras mismas- penetramos en la personalidad de las protagonistas y entendimos a la perfección la tristeza de muchos compatriotas que abandonan Cuba creyendo que van a prosperar para que finalmente se demuestre que todo es mucho más duro de lo que parece", aseguran las actrices después de poner de manifiesto su alegría "por haber, trabajado en un cine diferente, con un director diferente y en una película que nos ha sorprendido debido, al importante desembolso económico que ha realizado y que contrasta con el cine que en estos momentos se hace en Cuba".
Realidad política
La realidad política de la isla caribeña "también se pone de manifiesto a lo largo de los 110 minutos que dura Cosas que dejé en La Habana, ya que trata de alguien que en vez de vivir en su país tiene que vivir fuera, luego la consecuencia está clara", según Gutiérrez Aragón, que también ha querido reflejar en su largometraje la realidad de otros cubanos "que en muchos casos dependen de las mafias para salir de la isla y que también pasan por nuestro país buscando un lugar donde prosperar".La nostalgia, el rufianismo, las relaciones entre compatriotas fuera de su país son otras de las cuestiones que Manuel Gutiérrez Aragón, sin película a la vista por el momento, ha querido reflejar en un filme cuya magia, la habitual de este director, "es como las meigas, que haberlas haylas, pero que no voy a decir dónde está", afirmó el realizador cántabro
Babelia
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