Un marroquí en el laberinto español
Ziani, campeón de Euskadi de cross, realiza los trámites para ser español
Kamal Ziani es un marroquí de Alhucemas que quiere ser español. Mientras se tramita el papeleo, este joven de 25 años residente en Orio (Guipúzcoa) ostenta oficialmente el campeonato de Euskadi de campo a través, el título de subcampeón español en 3.000 obstáculos, categoría de promesas (medalla incluida), varios títulos de 10.000 metros y un decimonoveno puesto en el maratón de Londres con una marca nada despreciable, dos horas y 14 minutos, en su primer intento sobre la histórica distancia olímpica. Los papeles van más despacio que su progresión atlética.De la bahía de Alhucemas queda un levísimo recuerdo alimentado en dos recientes y breves visitas. Cuando tenía sólo dos años su familia cruzó el Estrecho y se instaló en Orio, un pueblo marinero de fuerte raigambre euskaldún en el que Ziani ha crecido como un oriotarra más. "Aquí me tratan como a un rey y jamás he sentido marginación ninguna", asegura Ziani.La fiebre del atletismo le llegó tardía y de sopetón. Antes había jugado al fútbol en la playa, actuando como delantero "hasta que un amigo me animó a hacer yudo y al poco tiempo conseguí ser campeón de Guipúzcoa. Lo mío era la fuerza e inmovilizar a los rivales en el suelo", recuerda Ziani "aunque el furor me costó alguna que otra toñeja".Otro amigo lo arrancó de la cautivación de las artes marciales y se lo llevó al atletismo: "He estado en el club Michelín de Lasarte y como mi padre trabajaba allí me animé a realizar una prueba. Corrí una carrera en Zumaya y la gané. Tras una segunda prueba, todo comenzó a rodar hasta hoy".
Kamal es un fruto tardío, "un corredor con calidad que necesita base", según su entrenador, José Antonio Martínez Mugi. Empezó tarde pero avanza a marchas forzadas. Este año lo va a dedicar íntegramente al atletismo enrolado seguramente en el grupo Adidas, aunque para ello deberá ser antes español de forma oficial.
"He trabajado como carpintero, en una tienda de deportes, en limpieza de playas, en muchas cosas. Pero ahora quiero dedicarme de lleno al atletismo, probar en serio y tratar de disputar un Mundial", afirma Ziani. Pudo haberlo hecho la pasada temporada, cuando Marruecos le reclamó para integrarse en la selección que acudió a Atenas. "También me habían llamado para los Juegos del Mediterráneo, pero en ambos casos renuncié porque mi asistencia hubiera complicado la tramitación de la nacionalidad española", reconoce el atleta.
Ziani vive a caballo entre la realidad y la legalidad. Ambas han congeniado hasta el momento, pero su nivel ascendente reclama un acuerdo definitivo entre ambas cuestiones. Puede ser campeón de Euskadi pero no puede correr con la selección española y no debe hacerlo con la marroquí para no interferir el procedimiento.
Su punto de inflexión estuvo en Londres, su primer maratón resuelto con un gran resultado "a pesar de que ese año hubo una amplísima participación con presencia de notables atletas", se lamenta Ziani.
Algunos especialistas lo defi nen como una joya por pulir. Su carácter, su entrega, su apelación a la fortaleza avalan una progresión que entronca con el despertar del atletismo africano aunque se trate literalmente de un guipuzcoano más que casi abrió los ojos mirando a la bocana del puerto de Orio.
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