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Una madre de alquiler da a luz a dos gemelos de dos parejas distintas

Acre polémica en Italia por estos experimentos

Una mujer italiana de 37 años ha vuelto a romper tabúes científicos y morales en el campo de la reproducción asistida dando a luz a dos gemelos procedentes de diferentes embriones. Riccardo y Samantha, los dos pequeños nacidos a finales de agosto en una clínica de una capital europea no especificada, fueron entregados inmediatamente después del parto a sus respectivos padres, dos diferentes parejas con problemas de fertilidad. El caso de Angela y sus dos gemelos uterinos -cuya identidad ha sido establecida gracias a sendos análisis de sangre- ha reabierto una acre polémica en Italia sobre los límites morales de esta ciencia.Pasquale Bilotta, el ginecólogo romano que ha puesto en contacto a los dos parejas con problemas de procreación con la madre de alquiler y ha controlado el embarazo de ésta, es conocido en Italia por anteriores y no menos polémicos avances ginecológicos. El caso que más polvareda levantó fue el de Elisabetta, un bebé gestado tras la muerte de su madre en el útero de su tía a la que se le implantó el embrión congelado.

La ausencia de una ley -todavía en preparación- sobre reproducción asistida convierte a Italia en terreno abonado para muchos experimentos en el terreno de la reproducción humana impensables en otros países, salvo aquéllos en los que, como en el caso de Estados Unidos, están legalmente autorizados.

Angela, la madre de alquiler, cobró por el préstamo de su útero una suma compensatoria por su inactividad laboral durante los ocho meses del embarazo, ya que, según ha asegurado, sus razones son estrictamente altruistas. Madre de dos hijos de siete y diez años de edad respectivamente, Angela pretendía exclusivamente "hacer el bien" y darles una alegría inolvidable a las dos parejas médicamente incapacitadas para procrear. El experimento ha llegado a puerto satisfactoriamente, pero no sin sinsabores para sus protagonistas. La madre de alquiler y el ginecólogo Pasquale Bilotta han sido vapuleados por un sector de la sociedad italiana y por la clase médica.

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