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La Eurocámara propone destinar 25.000 millones de la UE para crear empleo

Xavier Vidal-Folch

El Parlamento Europeo pretende que el Tratado de Amsterdam "no se quede en papel mojado", subrayó ayer el eurodiputado holandés Wim Van VeIzen, ponente en la sesión sobre empleo preparatoria de la cumbre de Luxemburgo de noviembre. Para ello se propone enmendar, mañana mismo, el proyecto de presupuesto comunitario para 1998, dotando con 150 millones de ecus (unos 25.000 millones de pesetas) destinados a medidas activas de empleo.

El de la política europea de empleo será un parto difícil. Se incorporó al Tratado en la cumbre de junio, aunque como competencia compartida con los Estados, por las reticencias de los Gobiernos a transferirla. Sólo existirá con instrumentos y recursos.

En su primera lectura del Presupuesto -que se vota mañana-, la ponencia parlamentaria propone ampliar con 150 millones de ecus la dotación prevista para el arranque de medidas activas para crear empleo. Algo concreto, pero una gota en el océano de la rúbrica presupuestaria de 11 políticas internas", cifrada en 5.141 millones.

Ayer el Parlamento se sumó a la propuesta de la Comisión de establecer en Luxemburgo objetivos cuantificados: crear 12 millones de empleos en cinco años para reducir el paro desde el actual 10% de la población activa hasta el 7%. Pero el presidente de turno del Consejo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, dijo preferir orientaciones sin cifras aunque sean concretas, algo así como unos criterios de convergencia similares a los de la unión monetaria. Pero ésos se quintaesencian en cifras y sin ellas la cumbre puede "culminar en un nuevo poema, para la lírica europea", contra lo que previno Juncker.

Junto al objetivo, los medios. La Eurocámara propone a los Gobiernos crear "un tipo de IVA social o más bajo para la prestación de servicios que requieran una aplicación intensiva de mano de obra"; apoyar más a las pyrnes y reasignar los fondos estructurales para que creen más puestos de trabajo.

Jornada de trabajo

Pero de la resolución saltó la propuesta formal de apoyo a la "reducción colectiva del tiempo de trabajo a través de una reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social", la vieja idea de Michel Rocard. Quedó en un más ambiguo elogio de la "flexibilidad sobre el mercado de trabajo, sea de horarios o de la duración y de los modos", siempre mediante negociación.Pese a esa moderación, los Gobiernos comunitarios ya apelan a extremar la prudencia en este campo. El ministro alemán de Economía, Theo Waigel, dio su bienvenida genérica a las ideas de la Comisión Europea y el Parlamento, aunque aguándolas al subrayar que "debe irse con pies de plomo para que no se barajen objetivos cuantificables, porque dan lugar a medidas onerosas y se convierten en una simple llamarada".

El ministro germano aprovechó su visita a Estrasburgo para hacer campana por la disminución del cheque alemán a las arcas comunes y advirtió a Londres que si un día quiere incorporarse a la moneda única, dos años antes deberá ingresar en el Sistema Monetario Europeo (SME), que abandonó en el mes de septiembre del año 1992.

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