Montenegro vota entre dos candidatos que se acusan de graves casos de corrupción
La pintoresca imagen del presidente montenegrino Momir Bulatovic y de su primer ministro (y hoy principal rival), Milo Djukanovic, acusándose mutuamente con datos en la mano de graves casos de corrupción ha calado hondo entre los votantes. Pocas de las 469.543 personas con derecho a voto en las elecciones presidenciales que se celebraron ayer confían en ellos. La imagen de ambos políticos está por los suelos.No es despreciable la posibilidad de que vote menos del 50% de los censados y haya que ir a una tercera vuelta. El Tribunal Constitucional reiteró ayer que sigue en vigor la exigencia de la mitad más uno de los votantes para que los comicios sean válidos.
Bulatovic (el hombre del presidente Slobodan Milosevic en Montenegro, república aliada de Serbia y que forma con ella Yugoslavia) asegura que su ex amigo y primer ministro Djukanovic robó dinero del sistema de pensiones y que se lucra con el contrabando y las drogas. Pero Djukonavic no se quedó atrás. Acusa al aspirante Bulatovic de embolsarse 15 millones de dólares (225 millones de pesetas aproximadamente) en comisiones entregadas por Boeing por la adquisición de aviones civiles.
El último dato de participación es del 25% del electorado. No sería suficiente. La pugna entre los dos hombres es brutal. En la primera vuelta celebrada hace 15 días, les separaron 2.500 votos. Ganó el actual presidente.
Djukanovic acusa a Serbia de haber pagado cifras millonarias para apoyar a Bulatovic y de enviar hombres para desestabilizar la situación. Milosevic necesita los votos de Montenegro para enmendar la Constitución yugoslava y dotar de poder real su nuevo cargo federal -presidente-, y sólo se los puede dar el actual presidente. Una derrota de Djukanovic, declarado enemigo de las autoridades poscomunistas de Belgrado, tendría efectos menores que la de Bulatovic, pues aquél se mantendría como primer ministro y con el control del Parlamento.
Por otra parte, el alto representante civil para Bosnia, el español Carlos Westendorp, acusó ayer a los halcones serbios de boicotear las emisiones de televisión desde Banja Luka y amenazó con acciones.
El sábado, las fuerzas de la OTAN tomaron el control del repetidor de Viliki Zep, a 80 kilómetros del norte de Sarajevo, desde el que emitió el jueves y el viernes Tele Karadzic.
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