Hezbolá mata a uno de los jefes de la milicia proisraelí en Líbano
La llegada a Jerusalén del emisario especial estadounidense, Dermis Ross, para tratar de mediar en la crisis abierta entre palestinos e israelíes, ha coincidido con un recrudecimiento del problema libanés. En el puzzle de Oriente Próximo parece que todas las piezas reclaman igual atención. Ayer, la guerrilla libanesa proiraní Hezbolá dio muerte a uno de los principales responsables del Ejército del Sur de Líbano (ESL), la milicia creada por el Estado israelí para defender la zona de seguridad implantada al norte de su frontera e impedir los ataques directos contra su territorio.
Según el comunicado difundido por Hezbolá, el dirigente del ESL Samir Richa resultó muerto al explotar una bomba al paso de su vehículo por la propia zona de seguridad que el Ejército israelí ayuda a patrullar. Richa resultó muerto en el acto.El frente libanés se está convirtiendo en una verdadera pesadilla para el Ejército israelí, que implantó hace más de 15 años una zona de seguridad al norte de su frontera para evitar los ataques directos contra su territorio. Ayer mismo fue enterrado un soldado israelí de 19 anos que resultó muerto en la madrugada del sábado al ser alcanzado su carro de combate por un misil lanzado por Hezbolá.
En lo que va de año, Israel ha sufrido la muerte de 39 soldados en los repetidos combates con la guerrilla proiraní. A ellos hay que sumar los más de 70 que murieron en el choque de dos helicópteros del Ejército de Israel, el tsáhal, en febrero, cuando se dirigían a la zona.
Responsables del Ejército israelí mostraron ayer su preocupación por la efectividad con que Hezbolá está llevando a cabo sus asaltos más recientes. Según fuentes militares, da la impresión de que la guerrilla observa minuciosamente los movimientos de las tropas antes de lanzar sus ofensivas.
La aviación israelí efectuó ayer un bombardeo sobre posiciones de Hezbolá en la zona de seguridad. El Ministerio de Defensa, que confirmó la operación, no dio detalles.
Mera formalidad
El mediador norteamericano para Oriente Próximo, Dennis Ross, inició ayer una nueva misión para impulsar las negociaciones de paz entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y Yasir Arafat. Los contactos reanudados el día 6 no han pasado de una mera formalidad y no han arrojado resultados.Una de las tareas más difíciles que aguardan al diplomático norteamericano es la mediación para definir el término tiempo muerto, que se debe aplicar por ambas partes a las acciones unilaterales que pueden dañar el proceso de paz, y que en el caso de Israel afecta a la construcción de colonias en los territorios ocupados.
En la misma línea, el mediador designado por la Unión Europea, el español Miguel Ángel Moratinos, les ha ofrecido un código de buena conducta elaborado por Bruselas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.