Fraga olvida las rencillas de la campaña y ofrece a toda la oposicion "diálogo permanente"

A las ocho de la mañana de hoy recibirá a todos los consejeros en su despacho. Manuel Fraga Iribarne, de 74 años, retorna hoy a sus dependencias de la Xunta de Galicia para afrontar su tercer mandato consecutivo con sus inveterados madrugones y su puntualidad británica. "Aquí no ha pasado nada" soltó anoche en su primera intervención pública ante los periodistas tras confirmarse los resultados que llevarán a Galicia a entrar en el segundo milenio con un Gobierno del Partido Popular y tras haber recibido los parabienes del presidente del Gobierno, José María Aznar.

El dirigente gallego no titubeó en admitir que los resultados significan un "espaldarazo" a la política desplegada por el Gobierno de José María Aznar: "Los que han querido extrapolar, las elecciones gallegas fueron otros y así les ha ido, pero es evidente que la política que está haciendo el Gobierno popular en España ha tenido una influencia enorme en la obtención de la confianza en Galicia". "Éstas son las primeras elecciones que se celebran tras la victoria de Aznar y nadie negaba que era un test. Hoy ha quedado demostrado que lo que es bueno para Galicia es bueno para España, y lo que es bueno para España es bueno para Galicia", sentenció.Fraga ha recibido el mejor regalo de cumpleaños al que podía aspirar a escasas semanas de su aniversario, con una mayoría holgada que disipa cualquier duda sobre el desgaste electoral de sus ocho años de gobierno. En este contexto -tres legislaturas consecutivas en la presidencia de la Xunta-, la pérdida de dos escaños -de 43 a 41- resulta casi anecdótica y materializa "la mayoría natural", teorizada por Fraga.

Deshecho en alabanzas y gratitudes hacia "el pueblo gallego" por "su confianza" y "su mandato claro", Fraga tendió la mano " a todos, de cualquier ideología, de cualquier partido, cualquiera que fuesen los resultados, porque no dudo", dijo, "de la buena intención de todos de servir a Galicia y a España". Esa oferta fue ampliada a la oposición nacionalista y socialista, aunque sin concretar contenidos del diálogo. Fraga hizo esta oferta, "por encima de todas esa cosas que pasan en una campaña, y en ésta", dijo, "pasaron demasiadas". "Contarán con diálogo permanente si lo quieren aceptar", reiteró.

El júbilo de los dirigentes populares, muy controlado en su máximo líder, favoreció cierto clima redentor hacia los ataques recibidos durante la campana electoral de sus rivales. Fraga no hurgó en probables heridas abiertas en el seno de la oposición, aunque no evitó pasar de puntillas sobre "Ias injurias" de algunos "prebostes" y los ataques "de algunos que descendieron de pedestales de dignidad a la que estaban obligados", en alusión a Felipe González.

'Lo que pudo haber sido'

Sus críticas a los socialistas por la dura campaña que han desarrollado no paró ahí. A la vez que dijo que las acusaciones de Alfonso Guerra sobre la relación entre el PP y el narcotráfico están olvidadas, señaló: "Han hecho el ridículo, y que se queden con él".Sí comentó, con cierto desdén, las especulaciones de sus adversarios ideológicos, "que siguen haciendo campaña, discutiendo aquel bellísimo párrafo de un tango 'lo que pudo haber sido y no fue'. Nosotros decimos que lo que ha pasado es que el pueblo gallego ha ratificado su confianza en Galicia y en el PP de España".

La nueva composición de la Cámara gallega, que experimenta un vuelco en las filas de la oposición con el sorpasso de los nacionalistas que arrebatan la segunda posición al PSOE, tampoco mereció comentarios del fundador del PP, que se congratuló por la alta participación de los electores.

Flanqueado por la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, y el secretario general del PP gallego, Xosé Cuiña, el veterano dirigente se comprometió a intensificar su labor en la próxima legislatura. "En estos cuatro años, si hemos trabajado intensamente en los ocho últimos, lo haremos hasta la extenuación sirviendo a Galicia con hechos", dijo.