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ELECCIONES EN GALICIA

Cascos: "El PSOE corre el riesgo de dejar de ser alternativa de Gobierno"

Luis R. Aizpeolea

El vicepresidente primero del Gobierno y secretario general del PP, Francisco Álvarez Cascos, manifestó ayer que "el PSOE está en la antesala de un problema político ante el riesgo de dejar de ser alternativa después de haber sido Gobierno". Álvarez Cascos atribuyó el "doble fracaso" del PSOE a la "intervención de sus dirigentes nacionales en la campaña, que ha convertido el campo electoral gallego en un campo para liberar ciertas tensiones y frustraciones, y el electorado les ha castigado".

Álvarez Cascos compareció ante los medios de comunicación en la sede central del PP en Madrid inmediatamente después de finalizar la rueda de prensa que Manuel Fraga ofreció desde Santiago de Compostela.Previamente el presidente del Gobierno, José María Aznar, había felicitado telefónicamente a Fraga desde La Moncloa. Aznar no se desplazó a la sede central del PP en Madrid; siguió los resultados electorales desde su residencia oficial. A la calle Génova se desplazaron desde media tarde Álvarez Cascos y el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, que siguieron desde sus despachos las vicisitudes electorales. No hubo, por tanto, ningún trajín comparable en lo más mínimo al del 3 de marzo de 1996, cuando las elecciones generales.

El secretario general del PP evitó en parte, sobre todo en lo que se refiere al alza del Bloque Nacionalista Galego (BNG), la extrapolación de los resultados de las elecciones gallegas a las generales. Con ello quiso salvar conclusiones incómodas para el Gobierno sobre las implicaciones en la política nacional que podría tener el auge experimentado por el nacionalismo gallego en estos comicios.

Álvarez Cascos atribuyó la tercera mayoría absoluta del PP en Galicia a tres factores: "Al gran candidato, Manuel Fraga, con un prestigio indudable entre los gallegos"; al PP, "un partido implantado en toda Galicia y el primero que consiguió una mayoría absoluta para el centro derecha hace ocho años", y a la "gestión indiscutible después de ocho años de Manuel Fraga".

Respaldo a Fraga

El vicepresidente del Gobierno relativizó la importancia de este resultado a escala nacional. Admitió, eso sí, que "la gestión de Gobierno del PP ha supuesto un respaldo a Fraga, que en mis visitas a Galicia califiqué de plus de credibilidad". "Sin restar ni un ápice de mérito a la credibilidad y a la capacidad de Fraga, si, el PP a nivel nacional no hubiera ofrecido un nivel de credibilidad similar, no hubiera habido este resultado".El vicepresidente del Gobierno puso especial énfasis en el fracaso electoral del PSOE y dejó abierta la posibilidad de que pudiera repetirse en otras elecciones posteriores a las de ayer. "El fracaso del PSOE en estas elecciones es la antesala de un problema político. Después de haber dejado de ser Gobierno dejan de ser alternativa. Esto es un doble fracaso y no es una circunstancia fácilmente explicable".

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A juicio de Álvarez Cascos, una de las razones del fracaso electoral socialista ha consistido en que "los dirigentes nacionales del partido han convertido el campo gallego en un campo para liberar ciertas tensiones y frustraciones [en alusión a los mítines de Felipe González y Alfonso Guerra en los que se refirieron a la implicación de algunos miembros del PP en el 23-F y en la Operación Galaxia]. Ha sido un claro desprecio a los gallegos y al sentido común y han sido castigados por ello".

Extrapolar resultados

Sin embargo, Cascos quiso restar importancia al aumento electoral del Bloque Nacionalista Galego (BNG). "Todo el mundo sabe que cualquier elección se mueve con criterios propios. Extrapolar este resultado es equivocado. No creo que haya base suficiente para sacar mayores conclusiones sobre el BNG. Su resultado no significa una mayor sorpresa". De la misma opinión fue el coordinador general del PP, Ángel Acebes.No obstante, el Gobierno y el PP están muy preocupados por el avance, del BNG. Si el resultado que obtuvo ayer la formación que dirige Xosé Manuel Beiras se trasladara a la política nacional, el BNG estaría a las puertas de tener su propio grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. Con ello, el nacionalismo gallego sería el cuarto que entra en liza en el mapa político español, a escala nacional, junto con el catalán, el vasco y el canario.

El Gobierno contempla en este momento esta situación con especial preocupación ante la radicalización que experimentan, sobre todo, los nacionalismos catalán y vasco. La pasada semana, el líder de CiU y presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, reclamó a medio plazo los impuestos especiales para Cataluña y a cuatro años un concierto económico similar al vasco. Por otra parte, un sector del PNV aboga claramente por la superación del Estatuto de Gernika al bloquearse el traspaso de lo que llaman los nacionalistas bloque social del estatuto, esto es, las cuotas del Inem y la Seguridad Social. El Gobierno comprueba que el auge del nacionalismo gallego, con perfiles más radicales incluso que el catalán y el vasco, ante una cuestión crucial como la Unión Europea, complicaría aún más el panorama político español.

De esta preocupación se hizo eco ayer públicamente el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas, que incluso apuntó la posibilidad de que el PP y PSOE lleguen a un acuerdo para reformar la Ley Electoral. Ayer, Álvarez Cascos no quiso entrar en este debate. Se limitó a contestar que el PP no está por la labor de una reforma de la Ley Electoral que lleve aparejada una reforma de la Constitución.

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