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Bosnia, por qué tenemos que perseverar

Javier Solana

Estos días se ha puesto de manifiesto un cierto pesimismo sobre el proceso de paz en Bosnia. Algunos críticos quieren abandonar el marco de paz establecido en los Acuerdos de Dayton y dejar que los extremistas y ultranacionalistas hagan posible sus sueños endemoniados de limpieza étnica impuesta por la fuerza. Esto es, ni más ni menos, lo que se conseguiría con su propuesta de partición del país.Está claro que las partes no han cumplido Dayton hasta el último renglón, que queda todavía mucho trabajo por hacer. Pero a pesar de que nos encontramos todavía a una cierta distancia de nuestro objetivo de conseguir un Estado independiente, estable, democrático y multiétnico, abandonar los acuerdos significaría echar a perder los logros conseguidos, así como las buenas perspectivas de progreso futuro.

Lo primero y más importante es que la guerra ha acabado y más de 370.000 soldados han abandonado las armas y han vuelto a la vida civil. Las armas pesadas han sido almacenadas bajo la supervisión de la SFOR y, hacia finales de este mes, alrededor de 6.000 armas más, todavía en manos de Bosnia-Herzegovina, Croacia y la República Federal de Yugoslavia, habrán tenido que ser desmanteladas de conformidad con el acuerdo para el control de armamentos negociado según lo previsto en Dayton.

Las infraestructuras del país están siendo reconstruidas. El año pasado cerca de 320 kilómetros de carreteras se reabrieron a la circulación, 15.000 hogares fueron reconstruidos, se devolvió la calefacción a 32.000 familias, se repararon 400 escuelas, volvieron a funcionar los sistemas de agua y de canalización en 40 ciudades y el servicio de electricidad fue reemplazado en las localidades más importantes, así como en numerosas áreas rurales.

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La vida cotidiana está recuperando poco a poco la normalidad. El desempleo ha disminuido del 90% al 50%, el PIB se ha casi doblado desde 1995 y se espera que este año tenga un crecimiento del 30% (especialmente en la Federación). Unos 175.000 refugiados han regresado a Bosnia; más de 160.000 de las personas desplazadas en el interior del país han vuelto ya a sus casas. En la Federación se está constituyendo una fuerza de policía conjunta. Los efectivos de la policía local, incluso en la República Srpska, están mostrando una cada vez mayor disponibilidad para colaborar en las tareas de formación y reestructuración que dirige la Policía Internacional de Naciones Unidas.

El reciente traslado a La Haya de 10 bosniocroatas acusados de crímenes de guerra muestra que la comunidad internacional está en lo cierto al mantenerse implacable en su petición de que la justicia y la ley prevalezcan en la antigua Yugoslavia. Éste es un paso importante si las comunidades en Bosnia tienen que convivir, en un futuro, reconciliadas y en paz. Esperamos gestos similares de los serbios de Bosnia, así como de las otras partes de la antigua Yugoslavia.

Las instituciones conjuntas de gobierno y de administración civil están empezando a funcionar. La presidencia de Bosnia y el Consejo de Ministros se reúnen regularmente, el Tribunal Constitucional ya funciona, se ha formado una Asamblea parlamentaria y se ha aprobado un paquete de leyes económicas. Se ha llegado a acuerdos para la apertura de nuevos aeropuertos en las dos entidades (la República Srpska y la Federación Croato-Musulmana), así como para el restablecimiento de las telecomunicaciones entre ambas. Por último, se han sentado las bases para la cooperación militar entre ejércitos que hasta hace muy poco combatían entre sí. Los crecientes logros son prueba de que el único camino para la paz y la estabilidad es el diseñado en los acuerdos de Dayton.

Quizá lo más alentador han sido las recientes elecciones municipales, parte esencial de la construcción de las instituciones democráticas. Si bien los resultados han de ser todavía valorados, las pasadas elecciones pusieron de manifiesto rupturas crecientes en las filas de las fuerzas políticas extremistas. Los que apoyan la paz se han atrevido mediante las urnas a retar a la vieja guardia, a los que quieren hacer "naufragar" Dayton.

Y no sólo se ha producido un avance del pluralismo político en ciudades antes tan problemáticas como Banja Luka o Tuzla, sino que una reciente encuesta muestra que mayorías significativas de musulmanes, croatas y serbios desean vivir en un Estado multiétnico como el propuesto en Dayton.

Consecuentemente, mi propio análisis, basado en mis numerosas visitas a la región, no comparte las dudas expresadas por algunos en cuanto al futuro de Bosnia como Estado multiétnico. Los hechos en la zona no justifican por sí solos algunas sugerencias recientes en cuanto a la partición de Bosnia en una serie de mini-Estados étnicos.

A algunos, la división les debe parecer la solución fácil a la compleja y a veces frustrante tarea del cumplimiento de Dayton. Pero no nos podemos engañar: la partición sería moralmente un error y estratégicamente irresponsable. Nos llevaría a poner en peligro la paz justo en el momento en que nuestras acciones para aplicar Dayton han empezado a dar sus frutos.

Una partición violaría todos nuestros principios. Favorecería la agresión y el extremismo, con consecuencias potencialmente terribles en otros lugares, y traicionaría a la mayoría de los bosnios que sueñan con un país en paz. Ello también echaría a perder nuestro esfuerzo internacional masivo de crear un futuro mejor para Bosnia, un esfuerzo que ha costado ya las vidas de numerosos valientes soldados, diplomáticos y otras personas que han dedicado sus últimos sacrificios en ayudar a llevar a cabo las promesas de Dayton.

La división no sólo sería catastrófica para el pueblo de Bosnia, sino también altamente desestabilizadora para toda Europa. Ello iría en contra de los intereses de todos los países miembros de la Alianza. Es una locura pensar que dividiendo Bosnia se evitarán luchas futuras. Formalizar la división étnica mediante la separación forzosa disminuiría las posibilidades de reconciliación y, a su vez, desarrollaría la desconfianza mutua y el nacionalismo extremista. Sería también un mal ejemplo para otras partes de la región con minorías nacionales significativas.

La paz conseguida en Dayton se ganó con dificultad, pero se puede perder muy fácilmente si se agota la paciencia y se muestran signos de desunión y dudas. El simple hecho de debatir sobre la partición anima a las autoridades bosnias a dar marcha atrás en el proceso de ejecución de Dayton, a fin de ver si Occidente tiene intención de cambiar de idea. ¿Con qué finalidad las comunidades locales iban a aplicar los resultados de las elecciones, a permitir el retorno de las minorías desplazadas o a instalar fuerzas de policía multiétnica si todo ello se fuera a venir abajo con la división?

Sí, hay una gran necesidad en Bosnia de progresar urgentemente en aspectos como el regreso de los refugiados, la moneda común, pasaportes y documentos de identidad. Sí, tenemos que seguir presionando a todas las partes para que cumplan con los acuerdos. Sí, hemos de mostrar nuestra determinación a aplicar incentivos y sanciones para animar a. todos aquellos que apoyan el proceso de Dayton y para marginar a los que no lo hacen. Todo esto tiene que hacerse y debería hacerse dentro del marco acordado en Dayton.

En lo que respecta a la OTAN y la Fuerza de Estabilización, SFOR, nuestra postura es clara. Los líderes de los países aliados, en la reciente cumbre de Madrid, acordaron que el mandato de la SFOR "se llevara a cabo de la manera más completa" para acelerar la aplicación de Dayton. En consecuencia, la SFOR seguirá apoyando a la Policía Internacional de las Naciones Unidas (IPTF) en el control y la reestructuración de una policía especializada y en la inspección de las, comisarías de policía en toda Bosnia.

Ofreceremos también nuestra ayuda para el establecimiento de unos medios de comunicación democráticos y Pluralistas, como condición previa a toda sociedad democrática. Seguiremos dispuestos a actuar, a petición de la Oficina M Alto Representante (OHR), para suspender o restringir la publicación de propaganda anti-Dayton o anti-SFOR.

Seguiremos ayudando a la OSCE a garantizar que los ayuntamientos recién elegidos puedan trabajar y hacer que los beneficios de la paz lleguen hasta el nivel local. También trabajaremos con la OSCE para preparar las próximas elecciones en la República Srpska.

No nos dejaremos intimidar por las amenazas dé violencia ni éstas nos disuadirán de llevar a cabo la misión de paz propuesta en Dayton.

Ahora no es momento de vacilar o de enviar señales contradictorias. Sigamos el curso establecido en Dayton. Continuemos con paciencia, pero con determinación. Nuestra perseverancia será finalmente recompensada.

Javier Solana es secretario general de la OTAN.

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